Catorce

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Más tarde, esa noche, después de mi ducha, me dirigí a mi habitación y encontré a Tae ya sentado en la silla de la esquina tocando su guitarra.

No me miró.

Decepcionado de que no parecía querer terminar lo que habíamos comenzado antes, tiré de la colcha de la cama y me deslicé en ella. Quería preguntarle por qué se había ido, pero no parecía querer hablar conmigo.

¿Había visto a Namjoon darme un beso de buenas noches? ¿Le molesto? No había oído el gruñido familiar que normalmente significaba que Taehyung había visto a Namjoon besarme. Ya no me hacía sonreír. Me partía un poco el corazón. No me gustaba la idea de hacerle daño.

— Tae —Le susurré en la oscuridad, pero no miró hacia mí.

Su voz se unió a la música y luché contra la necesidad de cerrar los ojos y quedarme dormida ante la comodidad que su voz parecía inducir. Lo observé, silenciosamente pidiéndole que me mirara.

¿Lo había lastimado?

—Cierra los ojos, Jimin, y deja de preocuparte por mí. La vida en que me he puesto, es mía, para soportarla. No tienes ninguna razón de preocuparte si me causas dolor. Haces exactamente lo contrario de lo que temes.

Lo miré, sin saber a qué se refería en hacer lo contrario.

—En cuanto a los besos, tienes razón, no me gusta verlo, si decido verlo, es mi culpa. —Levantó la cabeza de la guitarra en sus manos y me miró fijamente— La emoción que él evoca en ti no es fuerte. Sólo hay consuelo, no pasión, corriendo por tus pensamientos cuando te sostiene.

Su atención volvió de nuevo a la guitarra en sus manos.

—¿Me abrazarás esta noche? —Pregunté.

Sus hermosos ojos me miraron con tanta emoción que me dejaron sin aliento.

—No hay nada que desee más, pero esta noche mi fuerza es débil. No puedo sostenerte en estos momentos. Lo quiero demasiado. Por favor, Jiminnie, esta noche sólo duerme.

Lo vi tocar su guitarra hasta que mis ojos se volvieron pesados. Él tenía razón. Kim Namjoon era mi refugio. Mi roca para la normalidad. Él era un amigo.

Era Kim Taehyung quien me consumía.

****

—¡No se parece para nada a nuestro gimnasio! ¿Qué tan fantástico luce este lugar? —Hoseok se giró para vernos, sonriéndonos, extremadamente contenta por la decoración del gimnasio.

Tenía razón. Habían hecho un excelente trabajo convirtiendo el gimnasio en una estrellada noche oceánica.

—Es impresionante. —Estuve de acuerdo, mientras el brazo de Namjoon me acercaba más a él.

—¿Tienes ganas de bailar? —Me preguntó, mientras la música cambió a una canción lenta de algún artista que desconocía.

Negué con la cabeza y miré en dirección a las mesas.

—¿Podemos sentarnos en una? No estoy segura de que mi costilla esté lista para este tipo de movimientos.

Me dirigió hacia las mesas, mientras Hoseok agarraba a Yoongi y lo arrastraba a la pista de baile. Me reí de la expresión de dolor de Min y me volví para decirle algo a Namjoon, cuando me di cuenta de que su atención se concentraba en la entrada.

Había una mueca en su rostro.

Taehyung acababa de entrar.

Se veía impresionante, vestía formal, una camisa manga larga color rosa pálido y un pantalón verde militar de vestir.

The Devil; VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora