Las calles están decoradas con luces navideñas en todos los árboles. Los escaparates engalanados con la alegría de las fiestas. Las calles olían a chocolate caliente y las tiendas de dulces que exhibían caramelos de bastones, se llenaban en cada esquina.
La nieve se derretía perezosamente y se pegaba a los abrigos a medida que caminabas por las calles.
Yoongi llevaba cinco bolsas en sus manos, llenas de compras de Hoseok. Una brisa helada retumbaba en mi adormecida nariz. Escondí mi barbilla en la bufanda que había envuelto alrededor de mi cuello repetidas veces.
No estaba acostumbrado a este clima. Nuestros inviernos en Florida, nunca tenían este clima, mayormente siempre la pasábamos allá en esta fechas.
Namjoon me atrajo hacia su lado.
—Vamos a ese café y pidamos algo que nos ayude a entrar en calor.
—Buena idea. Necesito un descanso de estas bolsas y estoy bastante seguro de que Hoba no encontrará nada allí para comprar.
Me reí de Yoongi a través de la bufanda que cubría mi boca. Señalé las bolsas, mirándolo.
—Tienes que estar bromeando. Sabes que puede encontrar cualquier cosa en cualquier tienda en donde entremos. Hasta ahora, hemos estado en cinco tiendas y tienes en tus manos cinco bolsas.
—Como sea. —dijo mi mejor amigo, con un gesto de su peluda mano enguantada— ¿Para qué están todas estas pequeñas y lindas tiendas, si no es para comprar cosas?
Namjoon se río entre dientes detrás de mí y nos fuimos todos a una mesa. Suspiré cuando el calor de la cafetería parecía descongelarme la nariz congelada. Era la única parte del cuerpo que no había sido capaz de cubrir.
—¿Qué quieres? —me preguntó, quitándose la bufanda y colgándola junto a su gran abrigo negro, en el respaldo de la silla junto a mí.
—Un Latte caramelo con crema batida. —Contesté. Se dio la vuelta y se unió a Yoongi en el mostrador y miré a Hobi.
—Siento mi nariz como si hubiera sido enterrada en la nieve. —Me quejé y la froté con las manos enguantadas. El asintió con la cabeza y se frotó la suya también.
—Sé lo que quieres decir. Ahora que estoy aquí y no centrado en las compras, me siento adormecido.
Empecé a decir algo más, cuando noté un alma junto al cajero, observando a las personas con una expresión confusa.
Ahora sabía lo que eran y por qué siempre se veían tan perdidos y confundidos, me hubiera gustado poder hacer algo para ayudarlos. Pudieron haber vivido más vidas si hubieran seguido adelante.
En cambio, el miedo les había retenido y todo lo que podían aspirar era a vagar, perdidos.
—¿A quién estás mirando como si tuvieras ganas de llorar? —Preguntó Hoseok asomando la barbilla a lo largo de la bufanda alrededor de su cuello. Aparté mi vista del alma y le devolví la mirada
—No, simplemente estoy perdido en mis pensamientos. —El miró por encima del hombro, pero todo lo que vio fue a nuestros novios caminando de regreso hacia nosotros, sosteniendo unas humeantes tazas de café.
Bueno, al menos las de todos, menos la de Joonie, el suyo sería un chocolate caliente.
—Aquí vamos. Veamos si podemos hacer que la sangre helada en las venas se ponga de nuevo en marcha —dijo Min jovialmente, mientras dejaba el Latte de Hoseok y el de él .
Tomé el mío y le di un pequeño sorbo, necesitando tener un poco de calidez fluyendo a través de mí cuerpo. Hoseokie tomó la taza y la acercó a su nariz. Me reí y Min rodó los ojos.
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The Devil; VMin
RandomEnamorarse de la muerte aparenta ser una buena opción. ¿Lo es, no? ----- Historia Vmin 📖Primera Edición: "Enamorarse de la muerte no es tarea fácil"