CAPÍTULO 6:

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Todos hablaron a la vez, pero solo la voz del padre de Bakugo destacó entre todos

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Todos hablaron a la vez, pero solo la voz del padre de Bakugo destacó entre todos.

Hijo, hoy en la noche, ven a cenar.

—¿No podías haberme dicho eso cuando llamaste?

—Colgaste de la nada, aparte, esa llamada acabó mi saldo —se excusa intentando pasar desapercibido.

—¿Qué hacen afuera? Y tú—agrega a Kaminari.

—Yo venía saliendo del trabajo y Eijiro me avisó que estarían aquí. Tus padres, salieron en cuanto me vieron llegar.

Responde escudándose perfectamente con la maleta que descuelga de su hombro.

Katsuki los mira dudoso.

—Como sea, hagamos la cena.

—¡No! —gritan tres en unísono.

El hombre rubio da una pequeña señal a Kirishima. Señala la casa y la puerta cerrada, gesticula; "Izuku está dentro".

"Diablos"

Hoy es ese día del mes, la revisión mensual de la pequeña Sayumi. Y en días como hoy, llaman a Katsuki para mantenerlo lejos de casa de sus padres, pero también, justamente hoy, Katsuki actúa alienado.

—¡¿Por qué demonios no puedo pasar?!

—Porque hoy queremos celebrar tu regreso a las calles —interrumpe Kaminari intentando sonar convencido. 

Masaru y Mitsuki le apoyan intentando alejarlo. 

—Eso ni siquiera se celebra...

—Bakugo, la verdad —le detiene Kaminari—, la verdad es, que también veníamos a pedirle perdón a tus padres, no podemos darte más alojo.

Kaminari se mira serio y decidido. Kirishima, al igual que Katsuki, le mira.

—Un primo vendrá a visitarnos dentro de poco y quiero que se quede en la habitación. Tendrás que regresar a casa de tus padres.

(...)

Katsuki suelta su frustración en el aire con sonidos inaudibles, chasquidos, rasgueos en su pantalón y truene de dedos. Iba en un taxi con dirección a casa de sus padres con sus cosas dentro de la cajuela.

Había pasado su última tarde de domingo metiendo sus pertenencias dentro de maletas, bolsas y cajas. Apenas había podido adaptarse en ese casillero, que daban por cuarto, cuando le dicen "no podemos darte más alojo"

—Idiotas —murmura bajo.

—Podemos oírte, Katsuki.

—Ese es el puto plan.

Katsuki sigue mirando a través del ventanal, completamente resentido. Poco a poco se interponen las fachadas del vecindario de su niñez, pasando por... sí. Ese viejo parque de juegos.

Oxitocina / ᴷᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora