CAPÍTULO 12:

2 0 0
                                    

En una simple habitación de un hogar local, de un vecindario cualquiera, tres corazones latían al mismo tiempo; el primero latía rápidamente ante la tensión y miedo a regarla, el segundo latía por la fuerte confusión que le trasmitía ese omega pel...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En una simple habitación de un hogar local, de un vecindario cualquiera, tres corazones latían al mismo tiempo; el primero latía rápidamente ante la tensión y miedo a regarla, el segundo latía por la fuerte confusión que le trasmitía ese omega peliverde y el tercero a causa de la tensión del aroma, por sentir a sus dos progenitores juntos.

—Creo que es tiempo de irme —dice Izuku intentando levantarse, pero Katsuki no se lo permite—. ¿puede soltarme?

—Te juro que no quiero ser grosero, estoy interesado en ayudarte.

—¿Ayudarme?

—El conocer sobre ti no me hace un pasado —interrumpe—. La ayuda consta de pasos, como dije eres un joven omega... y para el colmo hormonal. El chiste es, que yo también quiero de tu ayuda.

Izuku le mira sorprendido por lo que ha dicho, esto podría ser buena señal.

—Primero me reprendes ante mis decisiones y ahora quieres ayudarme, ¿estás seguro de que yo soy el sínico? —dice con clara burla.

Bakugo chista con la boca.

—Es una ayuda para ayudarte. No sé si sepas, pero yo soy un alfa y por el momento está suspendido. Quiero que me ayudes con todo eso, cómo; hacerlo despertar, contralar feromonas y esas cosas. No me puedo dar el lujo de ir a un hospital ni clínicas, mucho menos cuando acabo de entrar a trabajar. Entonces, quiero tus experiencias y estímulos.

Midoriya piensa en lo difícil que podría hacer esto, él no está con la mejor estabilidad, y en lo que cabe no quiere saber nada del tema.

—Escucha, esto no es solo para mí, podríamos ya sabes apoyarnos y todo eso. Yo cuido a tu hija, tú cuidas de mí. Todo queda bien.

—No solo se basa en eso Bakugo, las feromonas... Sayumi. No son la combinación perfecta. Hasta lo que sé, sueltas toxinas, y si se impregnan en mí, sería malo.

Katsuki no alega, eso era cierto. Pero está un poco desesperado.

—Necesito hacer algo con esto. No puedo esperar.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Oxitocina / ᴷᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora