CAPÍTULO 8:

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Todos alguna vez jugamos a ser héroes

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Todos alguna vez jugamos a ser héroes. Fingimos tener un súper poder especial que nos hizo invencibles. Alguna vez, imaginamos salvar al mundo con ese mismo poder. Imaginamos lo fácil que sería nuestra vida si tuviéramos uno y deseamos con ganas que esos superpoderes de verdad existieran en nosotros. 

Pero siempre hay cierta adversidad.

Midoriya Izuku nunca deseó convertirse en padre. Él toda su vida anheló poder convertirse en héroe.  Idealizó, por poco, toda su vida.

Estudiaría, se esforzaría para obtener un lugar dentro de UA. Dentro del instituto, descubriría su segundo género. Si resultaba beta, no se preocuparía por el resto, fuese alfa u omega, sólo esperaría a la mayoría de edad para someterse a sesiones de inhibidores. El resto sólo bastaba esforzarse en convertirse en la futura réplica de All Might. 

Bendecido por el destino, se dieron las oportunidades y las aprovechó. 

Lástima que terminase cambiando ciertos planes, y perdiendo más de lo que ganaría. 

De inicio, terminó siendo un omega, no a una edad correspondiente, tampoco en el momento correspondiente, agregando que, su subgénero venía incompleto. 

Ser un omega recesivo no era lo mejor que a Izuku pudo haberle pasado, tampoco el haber despertado el subgénero de Katsuki gracias a su desequilibrio hormonal. 

Ese fue el segundo momento más traumatizante de su vida. 

Verse en frente de un consultorio donde científicamente le mostraban los desbalances hormonales que había contraído no fue lo mejor para un Izuku de 13 años. Era apenas un preadolescente que recién comenzaría a ver la teoría de Darwin en biología. 

Sentía envidia de Katsuki, un alfa que ya había despertado su instinto y a diferencia de él. Era llevado a terapia para poder trabajar sus feromonas, y a pláticas para ser un alfa para bien ante la sociedad. A diferencia de él que recibió una bolsa repleta de pastillas que durarían un mes, mientras no paraban de decirle "esto es para que tu instinto no te haga débil y frágil".

Sufrió del despertar de su instinto antes de lo anticipado. No se le encontró una respuesta válida y tuvo que ver el rostro de culpabilidad de su madre, una vez más, por su bendita mala suerte. 

Él no quería ser un omega, no quería tener que sufrir por recesiva ni celos severos, como tampoco padecer, en un futuro, problemas de salud por tanto medicamento. Lo único que deseaba en el mundo era ser un héroe, salvar al mundo con una sonrisa. 

Un sueño que se le intentó arrebatar desde niño no permitiría más. Por ello, idealizó su plan perfecto... 

«Quiero soluciones a tu error, quiero esta cosa dentro de mi para evitar todos esos medicamentos que me perseguirán hasta encontrar a mi destinado y me regule»

Oxitocina / ᴷᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora