CAPÍTULO 9:

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Katsuki intenta no moverse de su sitio

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Katsuki intenta no moverse de su sitio. Esta interpuesto en una situación circunstancial. Ese hombre de cabellera verdosa con tonos obscuros luce como un niño que parece haber perdido a su madre. Se percata que Sayumi comienza a moverse de forma inquieta, a previene y sale de la casa con dirección al patio trasero con la bebé en brazos.

Al salir, ella despierta, y al igual que él. Se mira confundida y extrañada observando a través del vidrio.

—Es un omega hormonal —comenta a la pequeña—. Esto es nuevo Sayumi, nunca había presenciado algo así, creo.

Por dentro, Mitsuki saca a Izuku de casa.

—Se puede saber, ¿qué haces? —cuestiona la mayor.

Izuku tiembla por incertidumbre ante la potente voz dominante de la mujer. Sus piernas flaquean cayendo sobre el escalón. Todo el recorrido del trabajo hacia la casa Bakugo, presenció una especie de flashbacks, decayendo al momento que el plan debía salir a flote. Izuku aspira el aire del vecindario, todo huele a hierba y también al aroma de Katsuki, uno amigable y ligero.

Aquí reconoce su fallo. Está fallando.

"¡Mierda!"

Debe actuar cuanto antes, se incorpora, seca esas lagrimas amenazantes y entra de nuevo. Dejando a Mitsuki absorta en la entrada.

Estando en la sala, Izuku observa a Katsuki entreteniendo a Sayumi con el paisaje y los pájaros que comienzan a hacer su migración. La mujer mayor se une llamando a Katsuki para que regrese. Estando allí Izuku habla;

—Lo siento, tuve un desbalance hormonal hace poco y...

—Ya estas yendo al médico ¿cierto?

Izuku niega inseguro.

—Deberías considerarlo, tienes una hija de quien cuidar —arremete Katsuki mirando directo los ojos de Izuku—. ¡Oye! Tiene tus ojos.

La forma en que Katsuki habla extraña a Izuku, es extrañamente interesante escuchar un poco de graves y autoridad en su voz.

—En fin, toma tu hija, debo ir al baño.

Izuku toma a Sayumi y ve a Katsuki subir al segundo piso. Regresa con Mitsuki, mirándole, no intrigada, sino cómo lista para explotar, pero Izuku es inteligente, por ello interpone a Sayumi en el medio con esa sonrisa nueva que esboza desde hace poco tiempo. La mujer no comenta nada, retiene sus gritos y observa la sonrisa de la pequeña que se convierte en una cara confundida.

De paso, escuchan los sonidos de Katsuki al bajar, y comienza otro plan.

—¿Puedo encargarle hoy a Sayumi? —cuestiona Izuku—. Tengo que trabajar doble turno esta noche, muy pronto se llevara a cabo el cierre de cobro y aún no consigo el dinero.

—Oye, omega hormonal —llama Katsuki—. ¿Acaso no tienes una madre que te ayude o una suegra?

Izuku frunce sus labios en un intento de sonrisa, permitiéndose que el sentimiento de hace unos minutos pueda solo apoderarse de su rostro y no de todo su cuerpo. La tristeza invade sus ojos tornándolos acuosos, eso hace a Bakugo desviar la mirada ante la incomodidad.

Oxitocina / ᴷᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora