El inicio del infierno

4.6K 225 16
                                    

Sirius estaba emocionado esperando a llegar a Hogwart había conocido a tres chicos que ahora eran sus amigos, pero ahora se encontraba buscando buscando niño que había visto en el andén recordaba perfectamente su tez blanca como porcelana, sus ojos negros como la misma noche junto a su cabello oscuro, era pequeño y tenía una bella voz, lo acompañaba una mujer que aseguraba era su madre por que era igual al niño solo que su cabello caía hasta su cadera.

Mientras seguía soñando encontró un bagón donde estaba el niño pelinegro junto a una niña peliroja, los dos leían muy concentrados mientras comían lo que parecian ser dulces muggles, no entro al bagón solo los observo por la ventana de la puerta, sin saber que sus ojos se tornaban rojos, signo de haber despertado la maldición de los Black, el niño de cabellos negros no tenía ni idea que un monstruo lo acecharia desde ese momento.

En el momento de cambiarse las túnicas vio como el doncel cubría sus ojos mientras la niña se quitaba la blusa.

-Sev, sigues avergonzandote? Después de tantos años- se burló la peliroja.

-E-Es vergonzoso... no deberías desvestirte así como asi donde sea- dijo el pelinegro regañando a la niña.

-Eres tu Sev, casi somos hermanos- dijo la niña abrazando al pelinegro que se había sonrojado.

-B-Basta Lil's- dijo el pelinergo.

-Bueno, ya cambiete tu- dijo Lily.

Cuando Severus se quieto el suéter mostró su torso lleno de moretones y una que otra cicatriz, haciendo que Sirius gruñera.

-Otra vez te lastimo- dijo Lily con tristeza.

-Mamá no estaba- dijo como única respuesta Severus.

-Ahora ya no estarás cerca de él- dijo Lily tratando de animar a su amigo.

-Lo se, espero poder estar en paz en la escuela- dijo Severus sonriendo levemente.

Sirius sintió su sangre arder de furia al saber que otro hombre había tocado a su doncel, se alejo del bagón empuñando sus manos, silenciosamente juro proteger al doncel.

Cuando fue la selección de casas supo el nombre del niño de negros cabellos, Severus Snape, futuramente Black, había sido asignado a la asquerosa casa de las Serpientes mientras su amiga peliroja estaba junto a él en la casa de los leones, algo que le beneficiaria al ser hermana del pelinegro.

Pero de nada sirvió esto ya que al ver a Severus hablando animadamente con un Hufflepuf olvido su juramento y lo hechizo, un hechizo del libro que su familia habia creado desde generaciones pasadas un hechizo de posesión, el cual hacía que fuera ignorado por aquellos que no le agradaban o no tenían el permiso de acercarse a él.

Sirius veía con una sonrisa, como el pelinegro siempre estaba solo cuando Lily Evans no estaba cerca de él, sonrió mientras sus ojos se tornaban rojos, durante años estuvo haciendo bromas cada vez más pesadas al doncel, este buscaba defenderse y eso solo lo hacía ver más tierno a ojos del Black.

Un día en sexto año Sirius decidió castigarlo por haberle visto demasiado cerca de Frank Lonmbottom, era su compañero de casa, pero eso no le daba permiso de acercarse a lo suyo y lo que más rabia le daba era que Severus no hacía nada, incluso le había sonreído en la biblioteca mientras a él solo lo veía con odio, por eso decidió llevarlo a la casa de los gritos durante la luna llena para que supiera que con él no se jugaba.

Cuando Severus fue llevado a la enfermería por James, Sirius gruño molesto, pero no estaba molesto con su amigo, no jamás se molestaría con quien era casi un hermano, estaba molesto con el chico inconsciente.

Durante lo que restaba de esa noche se la paso hechizando un collar con un hechizo de obediencia y sumisión, para el amanecer el collar estaba en el cuello de Severus, quien no sabía nada ya qué el collar desaparecia y se adheria a la piel en el momento de colocarlo, además de necesitar un hechizo específico para quitarlo.

Desde ese dia Severus corría cada vez que veia a uno de los merodeadores, les tenía terror y cada vez que intentaba hablar de lo ocurrido esa noche su voz se iba y sentía una opresión en su pecho, muchas veces fueron las que Lupin se había disculpado y pedido que mantuviera el secreto, pero cuando intentaba contar lo que le pasaba se quedaba mudo, así que dejó de intentar contar sus síntomas.

Sirius estaba feliz de por fin graduarse, ahora solo tenía que hacer que su doncel aceptara vivir con él y ya, tenía una oferta de trabajo para ser auror y con ayuda de los Potter había comprado una casa en la frontera del mundo muggle y el mundo mágico, tenía ahorros suficientes para poder darle una vida digna al doncel, pero en el baile de graduación lo vio sonrojado recibiendo un beso en la comisura del labio, en ese momento su ira se disparo y tomó a Severus del brazo jalandolo hasta las afueras del colegio y uso su trasladador.

-Que te pasa, sueltame imbecil- se quejo Severus tratando de soltarse del agarre del mayor.

-Por que dejaste que ese estúpido te besara?- pregunto Sirius fríamente.

-No me beso y a ti eso que te importa, Black- dijo Severus molesto.

-Por que? Por que soy tu dueño- gruño Sirius sin darse cuenta que sus ojos se tornaban rojos y se acercaba a Severus.

-Black, a-lejate o te arrepentiras- Severus con miedo buscaba su varita, era el mismo sentimiento que cuando su padre golpeaba a su madre.

-Desde ahora me llamaras amo- dijo Sirius mostrando la varita de Severus.

-Devuélveme mi varita- ordenó Severus tratando de alcanzarla.

-Quieto- al escuchar la orden Severus se congelo con miedo y bajo su cabeza temblando.

-Parece que si funciona- dijo con burla Sirius.

Severus temblaba de miedo, no podía moverse y sentía que el aire se le terminaba, se sentía ahogarse y sus ojos picaban por las lágrimas retenidas.

-Nos divertiremos- dijo Sirius quebrando la varita de Severus.

-M-Mi varita- susurro Severus con tristeza.

-No la necesitarás nunca más, no te permitire que andes de zorra con cualquiera... ahora me perteneces y estabas dispuesto a complacerme cuando yo quiera- dijo Sirius tirando del cabello megro para que severus lo viese.

-N-No soy tu perra- gruño Severus aun  con miedo.

Sirius le dio una bofetada que lanzó a Severus al suelo antes de arrastrarlo hasta el sótano y encadenarlo con un collar que se unía a una cadena que estaba pegada a la pared.

-Mira cariño, no quiero lastimarte así que te quedaras acá hasta que aprendas a respetarme, pero ten por seguro que seremos felices con nuestros hijos- dijo Sirius acariciando el cabello de Severus.

-Jamás tendría hijos con alguien tan asqueroso como tu- escupió Severus recibiendo otra bofetada.

-Sera mejor que empieces a cambiar esa actitud de estúpida serpiente- advirtió Sirius antes de salir y cerrar con llave el sótano.

Eres míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora