2: Película

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Con el simple hecho de que el amanecer llegara, la vida se apoderaba de todo lo que parecía muerto o triste en la noche, los pajarillos cantaban vibrantes canciones que alegraban el día, ocasionalmente se podía escuchar el ladrar de los perros, que seguramente habían visto pasar a algún gato presumido que se paseaba frente a ellos.

También había voces, voces de las personas que se levantan temprano a prepararse para el trabajo o para abrir sus negocios y empezar un nuevo día, también se podían sumar a estos los estudiantes que ya se estaban alistando para algún posible examen o para un día de clases, que esperaban no fuera duro.

Él también formaba parte de los que se levantaban temprano para asistir al trabajo, solía darse una ducha rápida, vestirse, hacer su comida e irse a trabajar, pero esa mañana, a pesar de que se levantó con toda la energía para efectuar su labor de todos los días, tuvo que quedarse en casa, un mensaje en su teléfono fue suficiente para ello, tal parece se había dañado la mezcladora y los materiales que esperaban que llegaran el día anterior no llegarían hasta dos días más.

Naruto soltó un suspiro y se dejó caer de nuevo en la cama, a pesar de que ya se había bañado y comido, no se molestó en vestirse hasta minutos después en los que los rayos del sol se colaron por la ventana y le golpearon la cara.

Solo en ese instante se dio la tarea de vestirse con algo ligero, pues debido a la fuerza de los rayos solares, parecía que haría bastante calor.

Sin tener mucho que hacer se levantó y se dedicó a hacer cualquier clase de tarea domestica que había estado dejando de lado en los últimos días.

Acomodó su cama con pereza y luego empezó a limpiar su casa, aspiró todo lo que podía y limpió las mesas y algunas decoraciones con una toalla llena de desinfectante con olor a manzana verde.

También se encargó de limpiar las ventanas y luego se fue a lavar la ropa.

Cuando abrió la lavadora se le escapó una carcajada, había olvidado que el día anterior había puesto su ropa de trabajo a lavar, pero nunca la había sacado.

Se encargó de volver a lavar y escurrir su ropa, para luego colocarla a secar.

Después de terminar colocó un poco de música y se relajó sobre el sofá durante un largo rato.

Tenía un día libre, hace mucho que no tenía uno de esos, hoy podía salir a divertirse o cualquier otra cosa que quisiera. Quizás ir al bar de Izumo y Kotetsu o ir a comer algo en el pequeño restaurante de Ayame.

Se levantó del sofá y abrió la nevera, chequeó lo que había allí dentro y frunció el ceño, después buscó entre la alacena y volvió a hacer la misma expresión.

Solo había un bote de ramen, dos míseros huevos, un yogurt y dos rebanadas de pan.

Sin duda debía salir a reabastecerse, así que buscó sobre la mesa del centro de la sala, una libreta de notas en las que solía anotar cosas y algunas fechas especiales para no olvidarlas.

Empezó a escribir lo que creía necesario formando así una lista. Tenía que hacerlo de vez en cuando, porque suele olvidar cosas fácilmente, debido a que siempre ha sido muy bueno para distraerse.

Dio un bostezo cargado de pereza, guardó la lista y su billetera en el bolsillo de su pantalón, se agregó un poco de perfume, apagó la música, y después de cerrar la puerta trasera de la casa, salió dejando todo bien cerrado.

Dio un par de pasos y eso fue suficiente para escuchar otro sonido de una puerta cerrarse. Al alzar la vista, observó a su nuevo vecino, ahora conocido como Sasuke, que también salía de su casa.

Mi nuevo vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora