10: Enfermero

152 30 11
                                    



Hacía calor, un calor terrible, a pesar de que estaba sin camisa y con unos shorts cortos seguía sudando como un cerdo, el clima te amenazaba con fritarte como si fueras un huevo si salías a la calle, y a asarte como si estuvieras en un horno si seguías encerrado en casa.



A pesar de que el ventilador estaba encendido y le daba de lleno, aún sentía calor, es más parecía que dicho aparato ya no podía cumplir su labor de refrescarlo porque soplaba aire caliente debido al horrible clima.


Pero lo que más le molestaba eran las vendas que aun envolvían sus brazos, le hacían sentir aún más acalorado y cansado, a pesar de que no ha hecho prácticamente nada, aparte de quejarse del calor, claro está.


A Sasuke también le molesta el calor, lo sabe porque está en camiseta y shorts azules, y porque ha estado de mal humor el día de hoy. Había estado viendo “The Last Of Us” con él en la mañana, pero justo ahora estaba atendiendo una llamada de su madre.


Naruto no quería hacer nada, solo quería tirarse en el piso como un animal, quedarse en bolas y dormir tranquilamente por horas. Pero no podía, al menos no todavía, resulta que hoy era el día en que una enfermera venía a revisarle y hacerle un cambio en las vendas del brazo.


La verdad, ya necesitaba un cambio, estaban algo sucias a pesar de que tenía mucho cuidado con no dejarse caer nada encima o tropezar, incluso cuando Sasuke le daba de comer, él era muy cuidadoso y siempre le hacía bajar los brazos con cuidado para evitar cualquier altercado y le trataba con mucha paciencia y tranquilidad.


Naruto se sentía querido, cuidado, adorado, y aunque sonara cruel, diría que está muy alegre de estar en esa situación solo para sentirse mimado. Claro que eso no es algo bueno, pero en su vida, nadie le había consentido y tratado con tanto cuidado.


Sasuke lo hacía, pero no le hacía sentir ofendido, no lo miraba con lastima ni mucho menos. Lo cuidaba como si fuera algo normal, aún le gasta bromas pervertidas cuando lo acompaña al baño, en especial cuando lo baña, lo cual es algo bastante íntimo, pero con el paso de las semanas se le ha hecho bastante divertido y relajante.


Y hablando del Rey de Roma, Sasuke entró a la sala y se detuvo frente a él. Vestía una camisa sin mangas, de esas que dejaban ver sus brazos fornidos los cuales se mantenían en perfecta forma gracias a sus rutinas de entrenamiento diario, también llevaba unos pantalones deportivos.


Se había cambiado de ropa, eso significaba que posiblemente tenía que salir de casa.


-Naruto – le habló – debo salir en este momento ¿Necesitas algo de mí?

-No, estoy bien – aseguró el rubio sonriéndole – además pronto llegará la enfermera, así que no hay ningún problema.

-Está bien – aceptó Sasuke no sin antes sacar un pañuelo y secarle el sudor de la cara – estás todo sudado.

-Es que está haciendo un calor terrible. – aseguró Naruto haciendo sonreír a Sasuke.

-Muy bien, nos vemos. – se despidió entregándole una caricia en la mejilla antes de salir. – Dejaré la puerta abierta para que no te genere problemas el abrirla cuando llegue la enfermera.

-Ok.


Sasuke se fue, dejando a Naruto solo en la casa, el rubio sonrió al ver a Navegante pasearse por el mesón de la cocina. Gato travieso, solo hacía eso cuando Sasuke se iba de la casa.


Pasaron aproximadamente unos quince minutos cuando la puerta fue tocada y Naruto se levantó con extrema pereza, pero luego se sintió estúpido por hacerlo, ¿Cómo diablos iba a abrir?


-¿Sakura, eres tú? – preguntó el rubio con dudas.

-No – escuchó que le hablaban, pero era una voz masculina. – Sakura no pudo venir y estoy yo en su lugar.

-Pasa, la puerta está abierta – comentó Naruto con una sonrisa


Entonces el otro hombre procedió a abrir, sí, sin dudas era un tipo, era un poco más bajo que él, tenía el cabello azulado y liso, con un corte asimétrico, siendo más largo de un lado que del otro, sus ojos eran oscuros y su piel clara, no tanto como la de Sasuke, pero tampoco tan dorada como la de Naruto. Era joven, se le notaba, tendría unos veintidós más o menos.


Tenía facciones suaves, la nariz pequeña y un porte tranquilo. Naruto lo reconoció del hospital, era un enfermero el cual había visto desde hace unos meses, si mal no recuerda, estaba trabajando en el hospital del pueblo para ganar experiencia, aunque ese lugar sigue siendo muy pequeño y tranquilo comparado con los hospitales ajetreados de la ciudad.


Era un chico atento, aunque bastante serio, mientras estuvo en recuperación solía pasar mucho a verlo, le traía de comer, le había ayudado algunas veces a ir al baño y también solía pasar y hablar un poco con él de vez en cuando, era un buen chico.


-Un gusto, Naruto – le saludó inclinando la cabeza – vengo en nombre de Sakura Haruno, que se encuentra enferma. Por si no lo recuerda, mi nombre es Sora.

-Claro que te recuerdo – saludó Naruto. – es un gusto volver a verte.

-Estoy aquí para hacerte un chequeo rápido y cambiarte el vendaje. – le informó el hombre y Naruto asintió. – Siéntate nuevamente en el sofá, creo que así estarás más cómodo.

-Ah, claro.


Naruto hizo lo que Sora le recomendó, volvió a tomar asiento en el sofá mientras veía como el joven enfermero ponía sus cosas sobre la mesa, un maletín donde guardaba las cosas que Naruto imaginaba usaría para cambiarle el venaje y poder hacerle el chequeo.


-¿Cómo se ha sentido últimamente? – cuestionó el enfermero empezando a sacar vendajes y cosas de su bolso.

-Bien – dijo con una sonrisa – no me duele para nada, aunque los vendajes son una molestia.

-Ya lleva un tiempo con este – comentó el joven – es normal que se le haga incómodo. Imagino que el calor también le perjudica.

-¡Ja! Como no tienes idea – soltó Naruto.

-Bueno, puede que depende como se encuentre su estado, le quite totalmente las vendas – comentó el hombre con una sonrisa leve haciendo sonreír a Naruto de igual manera.

-¿Enserio? – Cuestionó entusiasmado – me encantaría algo como eso.

-La persona que se está haciendo cargo suyo ¿no está en casa? – preguntó Sora con curiosidad y Naruto negó.

-No, Sasuke tuvo que salir. – dijo el rubio viendo al hombre sentarse a su lado en el sofá.

-Ya veo. – Comentó el chico – Empezaré por el brazo derecho primero.

-Está bien.



Naruto dejó escapar un gemido suave y satisfecho al sentir sus brazos libres de esas molestas cosas que le tenían rígido como un palo. El enfermero se encargó de revisar su estado, palpó suavemente, le apretaba también, y le iba preguntando si le dolía, y cuanto, en una escala del uno al cinco.


Hicieron ejercicios suaves, movimientos de muñeca, apretar y cerras los puños, intentaron flexionar ambos brazos, uno por unos, lo más que podían, hasta que se presentase dolor, pero iban avanzando poco a poco gradualmente.


Naruto se sintió mucho mejor después de haber hecho aquellos ejercicios.


-Parece que eso de que se cura rápido es muy cierto – comentó Sora y Naruto sonrió. – Le vendaré nuevamente y le explicaré al doctor Kakashi su estado – le empezó a explicar el joven – depende de lo que él crea adecuado, puede que se le puedan retirar las vendas, aunque deberá seguir con los ejercicios para su rehabilitación.

-No hay problema con eso – aseguró Naruto.

-Hace mucho calor – expresó el enfermero secándose el sudor de la frente. –Debería tomar un baño.

-Sí, cuando venga Sasuke, le pediré que lo haga. – aseguró Naruto con una sonrisa.

-No es necesario – dijo Sora – yo puedo ayudarle perfectamente.

-Eh…sí, pero Sasuke siempre lo hace – comentó Naruto ligeramente incómodo, no se veía siendo bañado por otro hombre, no quería que alguien más tocara su cuerpo.

-¿Le gusta ser una molestia para las demás personas? – preguntó con cierta indiferencia en su voz que hizo que Naruto se sintiera un poco herido ¿Él era una molestia para Sasuke? – Vamos al baño.


Naruto fue acompañado por el hombre, el cual le pidió que le dirigiera. No se sentía nada cómodo con esa idea pero… quizás a Sasuke si le molestaba tener que bañarlo, alimentarlo, llevarlo al baño, secarle el sudor, ponerle películas, cocinarle.


Quizás Naruto si está siendo una molestia.


Cuando entraron al baño, el hombre empezó a desabrocharle los shorts, se los quitó y luego empezó a llenar la tina del baño con agua fresca, entonces se giró nuevamente hacía él y tomó el bordillo de su ropa interior empezando a bajarla.


-Sabes, mejor dejemos así – habló Naruto, es que no podía estar cómodo con eso – yo prefiero decirle a Sasuke.

-Ya estamos aquí – le recordó el enfermero – no es nada, solo te bañaré, somos hombres, no hay problema.

-Sí, pero yo no quiero.

-Solo tienes que relajarte – comentó el enfermero.


-¿Qué parte de “NO” no entiendes? – Enfatizó Sasuke desde el marco de la puerta.


No se le hacía para nada agradable la imagen de ese mocoso forzando a Naruto a dejarse bañar. Ya le había parecido raro no encontrar a Naruto y a la enfermera en la sala, pero cuando observó las cosas de enfermería que había sobre la mesa, supo que no debían estar muy lejos.


Pero cuando escuchó las negativas de Naruto cerca del baño y la insistencia del otro tipo que no sabe de dónde diablos salió ni que hace ahí, digamos que no le hizo gracias. En especial porque Naruto lucía incómodo.


-Sasuke – Naruto mencionó su nombre y le sonrió, parecía aliviado de verlo.

-Lamento la demora – dijo Sasuke acercándose al rubio y dejando un beso sobre su sien.


El enfermero frunció el ceño al ver aquel acto y eso para Sasuke no pasó desapercibido ¿acaso ese mocoso había fijado sus ojos en Naruto? ¡Que lastima! Debería dejarle en claro que Naruto ya tiene dueño.


Sasuke pasó su brazo derecho por la cintura del rubio y con su otra mano acomodó la ropa interior de Naruto nuevamente en su puesto.


-Yo lo bañaré – le aseguró Sasuke con una pequeña sonrisa – espera en la sala, puedes relajarte sobre mi sofá.



El enfermero frunció el ceño, pero no se atrevió a decir nada, solo dio media vuelta y se fue del baño.


Luego le dejaría en claro las cosas, cuando Naruto no estuviese escuchando.


-¿Te sientes bien? – Cuestionó el escritor y Naruto asintió agradecido por que el hombre haya interrumpido en el momento preciso.

-Sí – dijo con una sonrisa – espero que Sora no se enoje.

-Si se enoja o no, no tiene importancia – aseguró Sasuke – tú dijiste “No” eso debe ser respetado.

-Lo sé. – comentó Naruto con la cabeza ligeramente gacha, entonces dio unos pasos y se metió a la tina. – Aah, se siente bien, el agua está muy fresquita.



Sasuke sonrió al verlo acomodarse y tomó del estante un bote de jabón líquido para ayudar a Naruto a darse un baño. El rubio se rió suavemente cuando sintió las manos de Sasuke enjabonar su cuello con suavidad.


-Eso hace cosquillas – comentó Naruto – ¡No, en las costillas no! ¡Sasuke!

-No seas ruidoso – murmuró Sasuke cerca del oído del rubio. – nos pueden escuchar.

-¿Y eso qué? – Preguntó Naruto con un puchero – ¡Tengo derecho a expresarme libremente!

-¡Ja! Me sorprende que sepas que esa ley existe – comentó el pelinegro deslizando sus manos por el pecho del rubio el cual se estremeció.

-¿Eso es una ley? – preguntó y Sasuke soltó una carcajada que Naruto imitó.




Los dedos del azabache llegaron hasta el bordillo de su ropa interior y se escabulleron dentro de este, haciendo a Naruto crisparse en cuanto sintió las caricias sobre su miembro.


Como suceso inevitable se puso duro, pero Sasuke no dijo nada, Naruto tampoco lo mencionó, era habitual ponerse duro cuando le lavaba allí. Le sacó la ropa interior y Naruto se sonrojó cuando sintió sus manos acariciar sus huevos y sus nalgas, pasando sus dedos por el medio y tocando la entrada de su ano.


El baño terminó luego de unos minutos, después de todo, Sora estaba aún en la sala esperándole para ponerle vendajes nuevos.


Aunque costó un poco, el azabache logró meter su miembro duro en el interior de su ropa interior limpia, y le puso una bermuda color naranja.


Salieron a la sala y se encontraron a Sora sentado sobre el sillón y cruzado de brazos. No hubo complicaciones, nada más Naruto sentarse el jovencito empezó a vendarle los brazos nuevamente, le dio unas cuantas indicaciones sobre los ejercicios que debía hacer y se despidió.


Naruto dio un suspiro al verlo, se notaba muy enojado, pero Sasuke tenía razón, él estaba diciendo que no, así que debía respetar su negativa y no ser tan insistente. Sasuke se ofreció a acompañarlo hacia la puerta y estando allí le sonrió levemente.


-Te interesa Naruto ¿no es así?

-¿Te importa? – cuestionó el otro hombre frunciendo el ceño.

-Claro que si – aseguró Sasuke dando un paso al frente – Naruto es para mí, así que ni pienses en acercarte a él.

-Y si lo hago ¿Qué?

-Nada, yo me encargaré que Naruto no te preste atención – soltó el azabache sin dejar de sonreír.

-Puede aburrirse de ti.

-Nunca sucederá, me aseguraré de ello – le comentó frunciendo el ceño y entrando nuevamente a casa.



Naruto lo vio y le sonrió, entonces Sasuke se acercó y se sentó a su lado. ¿Cómo iba a permitir que otro tipo pusiera sus garras sobre Naruto?  Si desde la primera vez que lo vio, Sasuke solo quiso apoderarse de sus labios y sentir la tibieza de su piel contra la suya.


Quería hacerlo con él, tener sexo con él, ver sus mejillas sonrojadas y su cuerpo estremeciéndose de placer, quería conocer sus puntos débiles, y aunque no consideraba lo más correcto acercarse a él de la manera en que lo está haciendo ahora, no encontraba otra manera de saciar poco a poco su apetito con las pequeñas partes que Naruto le da.


-Ahora… ¿Qué te parece si te ayudo con eso que tienes allí? – preguntó Sasuke mirando a Naruto.

El rubio miró a su entrepierna y luego sonrió, se mordió el labio ligeramente y fijó sus ojos azules en los oscuros de Sasuke.


-Si me lo vas a hacer con la boca, por supuesto.

Mi nuevo vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora