11: Amigos - Parte I

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Una semana.

Ese había sido el dictamen del médico, solo faltaba una semana para que fuera libre de los molestos vendajes que cubrían sus brazos, tendría que practicar ciertos ejercicios para poder recuperar su movilidad antigua, pero lo lograría, después de todo a palabras de Kakashi, Naruto era un tipo difícil de derribar, y que parecía tener un don especial para sanar con rapidez.

A Naruto le hacía ilusión la buena noticia, quería recuperarse cuanto antes, y no porque estuviese viviendo un mala vida junto a Sasuke, sino todo lo contrario, se sentía tan cómodo con él que le daba miedo acostumbrarse a su compañía, sus mimos y su atención.

Sasuke era un buen hombre, inteligente, dedicado, guapo…gay. Especialmente gay.

Gracias a esa característica Naruto se sintió especialmente cómodo cerca de Sasuke, le era inevitable después de todo, el resto de sus antiguos “amigos” o conocidos, no aceptaban totalmente bien su orientación, o se ponían incómodos cerca de él.

Pero con Sasuke, incluso había hecho cosas íntimas que hace años no hacía, además de que alcanzas un nivel de conexión exagerado con una persona cuando han pasado lo que ellos dos.

Naruto lamenta que la noticia de su recuperación también signifique su desaparición voluntaria de esa casa. Pero así era como debía ser, después de todo, él y Sasuke son solamente amigos.

Así que, sabiendo que esta es su última semana junto a Sasuke, le gustaría poder disfrutarla todo lo posible, pero no hay mucho que hacer cuando se tiene los brazos totalmente inmovilizados.

Luego de dar un suspiro, Naruto alzó la mirada hacia el cielorraso, mirando el bonito decorado de éste.

Volver a su solitaria vida es lo que menos le apetece.

Bajó su mirada hasta encontrarse con el pasillo que conduce al estudio de Sasuke, donde justo ahora, está trabajando en el último capítulo de su nueva novela. Verdaderamente, estos días no han hablado mucho, Sasuke está irritable y se enoja con facilidad. Naruto lo ha escuchado maldecir, golpear la pared y gritar lleno de frustración.

Cuando escucha a Sasuke así, Naruto no puede evitar pensar que eso de ser escritor debe ser un trabajo duro.

Pasaron cinco minutos, quizás un poco más, cuando vio salir a Sasuke de su estudio, tenía el cabello revuelto y lucía exhausto. Caminó hacia él y perezosamente se dejó caer sobre el sofá, a un lado de Naruto.

Tenía el ceño fruncido, y los labios resecos, y un par de ojeras adornaban sus ojos. Sasuke era consciente de eso puesto que se lamió los labios para humedecerlos y cerró los ojos por unos segundos.

Mi nuevo vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora