- Te di mi tiempo, mi apoyo, mi amor... y lo único que recibí de ti fue odio y rechazo. No esperes te acepte ahora-
Esas palabras tan frías saliendo de sus labios llegaron a mi corazón como dagas. Tenía esperanzas de que aún sintiera lo mismo de hac...
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No fui al instituto al día siguiente. No sería capaz de verla, aunque es probable que ella tampoco quisiera verme, pero no quería arriesgarme.
Mamá preguntó por qué mi falta de ir al instituto. Le dije que no me sentía bien, y no muy convencida dejó de preguntar por un buen rato.
Me quedé en mi habitación el resto de la mañana. Dándole vuelta al mismo pensamiento que tenía desde el día de ayer.
Estoy enamorado de ________... y lo arruiné.
De hecho, era más que obvio que me gustaba, que estaba enamorado de la niña pelirroja, pero siempre me negué a aceptarlo.
Tal vez era vergüenza el hecho de aceptar que la niña que odiaba me gustaba. Tal vez era porque me avergonzaba que fuera ella quien me provocara las famosas mariposas en el estómago.
Soy un completo idiota. ¿Qué estará haciendo ahora? ¿Habrá ido al instituto?
Lo más probable es que no haya ido. Si yo fuera ella tampoco hubiera ido. En eso, a mi mente llegaron las palabras de Chloe.
— podré ser mala, pero sin duda tú eres un monstruo —
En verdad fui muy malo con ella. Lanzándole comentarios hirientes, y sin embargo... gran parte de su tiempo lo invirtió en mí. Sin importar cuanto le decía que se alejara, sin importar cuando le decía que era... molesta.
— No debiste decirle todas esas cosas, ella no es molesta —
Para Adrien... ella no era molesta. No solo la había lastimado y alejado de mí, sino que también le había dado a mi primo el pase de poder acercarse a ella. Lo más probable es que Adrien esté consolándola. Sería un completo idiota si no estuviera aprovechando esta oportunidad.
Estaba recostado en la cama, teniendo la mirada perdida en algún punto del techo, cuando en eso oigo como tocan la puerta.
—No gracias, mamá— respondí con desgano— si eso es todo puedes irte— dije para luego cerrar los ojos.
No quería hablar con nadie. Solo... quería estar solo un momento para pensar en la estupidez que había hecho. Escuche los pasos de mi madre alejarse, por lo que creí no regresaría hasta que fuera la hora del almuerzo, pero en eso oí como se acercaba nuevamente. Abrió la puerta de mi habitación. Y sentí como una parte de la cama se hundía.
—Félix... ¿Hay algo de lo que quisieras hablar? — preguntó con una voz suave— soy tu madre, sabes que estoy aquí para escucharte y aconsejarte—
Tal vez... hablar con ella me ayude en algo.
—¿Alguna vez... lastimaste a alguien que amabas? — pregunté.
