- Te di mi tiempo, mi apoyo, mi amor... y lo único que recibí de ti fue odio y rechazo. No esperes te acepte ahora-
Esas palabras tan frías saliendo de sus labios llegaron a mi corazón como dagas. Tenía esperanzas de que aún sintiera lo mismo de hac...
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- ¿Estás segura de querer irte?- preguntó el hombre- es una decisión muy importante- dijo mientras sostenía a la chica pelirroja de ambos hombros.
Sonaba tan simple. Pero las consecuencias podrían ser duras.
Dejar París e ir a Nueva York.
Si le hubieran preguntado meses atrás si quería dejar París, su repuesta automáticamente hubiera sido no. Aquella ciudad fue donde había crecido. Toda su vida estaba ahí. No tenía razones para irse.
O al menos no las tenía hace unas semanas.
El que Audrey Bourgeois se interesara en su talento como editora era una oportunidad única. La llamada reina de la moda sabía reconocer el buen trabajo de aquellos a los que ella consideraba con potencial. Y luego de una visita a la casa Arnaud, donde pudo ver el trabajo de la pequeña de ojos verdes, no dudo en elogiar su trabajo y así mismo ofrecerle ayuda para mejorar.
Unas semanas más tarde, Audrey le ofreció la oportunidad que podría cambiar su vida. Trabajar como editora para su famosa revista Reina del Estilo.
El problema era que la Bourgeois la quería en Nueva York. La propuesta la sorprendió. Audrey no solo buscaba hacerla su discipula, sino también llevar todo su potencial hasta lo más alto.
Irse implicaba muchas cosas. Dejar su casa, su escuela, alejarse de sus amigas y amigos, de... él.
El incidente con aquel rubio era un pensamiento que la fastidiaba con frecuencia, por no decir siempre. Talvez Nueva York era ya buena razón para comenzar de nuevo y olvidarse del rubio de apellido Fathom.
Luego de algunas semanas más, con ayuda de su padre y sus amigos había tomado una decisión.
Tomaría la oportunidad que Audrey Bourgeois le había ofrecido. Se iría de París.
La decisión ya estaba tomada, pero era obvio que Aiden Arnaud no dejaría a su pequeña pelirroja irse como si nada. Quería asegurarse que ________ estuviera segura de aquello. Después de todo era su padre, y para aquel hombre ella era su mundo entero.
- Sí papá. Estoy segura- respondió sin ninguna duda en su voz.
El de ojos ambar suspiró mietras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro. ¿En qué momento la pequeña que a penas gateaba por la casa había crecido?
- Bien, si es lo que deseas, entonces para mi está bien.
- Prometo que no te decepcionaré papá-
- No tienes porqué presionarte, no importa que pase en esa ciudad, siempre voy a apoyarte y amarte-
La chica sonrió ante lo dicho por su padre y seguido de ello, se dieron un abrazo para demostrase en cariño que ambos tenía por el contrario.
- Bien, entonces ambos debemos preparar las maletas- dijo el único hombre en aquella casa mietras se separaban del abrazo.
