𝑩𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏

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Nunca pasó por tu mente que movería un solo dedo para ir a buscarte.
Movió una camioneta con casi seis personas adentro para que te llevarán a él.
¿Pensar que te tratarían suavemente al llevarte? Ridículo.
Después de golpearte en el estómago para que perderás el aire y en ese rápido momento al tomar aire, aprovechar a drogarte para dormirte, llegaron al centro de Shibuya.
Te bajaron, pasaste a estar tirada en el suelo con nada más que un vestido ceñido, con heridas por todo el cuerpo.
Un hombre te tomó como si fueras una bolsa de papas en su hombro derecho. Ni siquiera te quejaste o emitiste algún grito.
Si no fueron gentiles al llevarte, un grito de que te bajaran tampoco iba a hacer que lo fueran.
Era absurdo pensar que una cabeza importante en Bonten haría un trabajo limpio al llevarte con él.

-Oye niña, ¿No estás asustada?- preguntó aquel hombre. -No gritaste cuando te levanté pese a la fuerza que usé-

-Es el efecto de la droga, hace que la adrenalina tenga una duración un poco más alargada, y no, no tengo miedo- Soltó una ligera carcajada ante tu respuesta.

Al saber que no ibas a hacer escándalo, te bajó suavemente.
Tocó el timbre de aquel edificio.
Salió un hombre con cabello negro y una cicatriz en su ojo. En verdad estaba muy cambiado, hacia más de ocho años que no veías a Kakucho.

-Ah, pero si eres tu, un buen tiempo sin verte niña- De un grito lo llamó a Sanzu para avisarle que estabas afuera. -¡Y date prisa tarado, está bastante lastimada!- Agregó.

Al escuchar eso Sanzu vino a paso rápido con un aura de diversión.
Al verte parada en frente de la puerta, toda golpeada, su sonrisa no fue precisamente lo que inundó su cara.

-Esto no es lo que yo les dije que hicieran- Señaló al hombre que te llevó hasta ahí.

-Lo siento si no es lo que usted quería. No participé en nada de esto, yo solo la traje hasta aquí- Se disculpó.

-Puedes irte antes de que te mate junto a los que le hicieron esto- Hizo un ademán para que se fuera, él solo asintió y se fue.

Volteó a verte, Kakucho te cubrió con su Haori enorme.

-¡Vamos Bonita!, ¡Entra de una vez!- Gritó con emoción.

-Oye niña, debes estar muy segura para ir junto a Sanzu- Lo señaló.

-Lo estoy, gracias por cubrirme- Le sonreiste.

Fuiste al lado de Sanzu para caminar a su paso.

-Los estúpidos Haitani estarán encantados de verte- Dijo Koko bajando las escaleras del segundo piso yendo hacia ustedes.

Le sonreiste. Los extrañabas a todos ellos.

-Siento que tengas que verme así, Koko-

-No te disculpes, se que no te ves así porque quieres. Sanzu, déjame llevarla a su nuevo cuarto para curarla- Ofreció.

-¡Claro! Mientras, voy a buscar a Mikey- Sonrió y te dejó con él.

Sanzu se fue, y Koko comenzó a caminar hacia delante, guiandote a tu nueva habitación.
Ahora su pelo era blanquecino, sus ojos tenían un reborde rojo. Lo reconociste por su peinado hacia el costado, nunca cambiaba eso.

-Y dime, ¿Qué haces aquí?- Preguntó.

-Sanzu me pidió que viniera, dijo que quería verme, y que todos aquí me extrañaban. Ya se todos sus secretos, así que ¿Por qué no?- Le explicaste. Solo asintió con su cabeza en forma de respuesta.

Llegaron, estaban frente a dos puertas lujosas altísimas. Eran con detalles en rosado y dorado, sus manillas eran doradas redondas.

-Vamos, entra, es tuya, esta igual que la anterior que tenías- Te guiñó un ojo.

«𝘖𝘯𝘦-𝘚𝘩𝘰𝘵'𝘴 & 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 [𝘈𝘯𝘪𝘮𝘦]»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora