𝑩𝒂𝒄𝒉𝒊𝒓𝒂 𝑴𝒆𝒈𝒖𝒓𝒖

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Eran vacaciones de verano. Estabas plácidamente sentada comiendo un helado en el sillón hasta que llegó tu novio.

-¡Cariño!, ¡Es viernes!- Anunció.

-¡Noche de disfraces!- Festejaron ambos.

Cada cual tenía una caja con disfraces aleatorios que habían comprado en una tienda rara.
Cada viernes probaban uno nuevo y se lo enseñaban al otro, ese era su modo de pasar un buen rato y divertirse.
Se vendan los ojos y el otro tiene que elegir su disfraz y no saben que es hasta el final.
La semana pasada fueron un gato y una princesa. A Bachira los vestidos no le quedan nada mal.

-Fuiste mala conmigo la semana pasada, voy a elegirte algo horrible- Amenazó.

-¡Oye!, ¡No hagas eso!, El de princesa te queda bien- Reiste.

-¡Sigues burlandote de mí!, ¡Definitivamente te vestire con algo feo!- Sin darte tiempo a reaccionar te puso la venda.

Escuchaste que estuvo un rato revolviendo entre la caja.

-¡Te vestire yo mismo!- Te hizo levantarte y sacarte la ropa. -Desvistete- Ordenó

-¿Ah?, ¿Completa?-

-¡Sip!-

Le hiciste caso, temías a lo que pudiera ponerte.

Te vistió completa, con una delicadeza infernal, sin emitir un sonido, como si estuviera muy concentrado.
Sentías demasiado libres tus piernas. Sabías que te había puesto algo con un moño porque la prenda tenía algo parecido a una camisa en su parte de arriba.

-¡Ya puedes ver!- Avisó.

Quitaste tu venda.

-¿¡Por qué carajos una conejita Bachira!?- Cuando lo miraste, coloco las orejas en tu cabeza.

-Estas muy linda- Halagó.

-Realmente quieres hacerme pasar vergüenza, ¡También te elegiré algo malo!- Vendaste sus ojos y lo sentaste en la cama.

Revolviste en la caja sin encontrar algo malo.

-¡Todo aquí te quedaría tan malditamente bien!, ¡Por dios deja de ser tan perfecto!- Le gritaste. El solo saco su lengua como burla.

Estabas decidida a hacerlo sufrir.

-Ya lo tengo, desnúdate- Dijiste.

-¿Completo?- Preguntó.

-Solo déjate la ropa interior-

-Suenas como toda una pervertida- Rió.

-Habla el que me dijo que me desnudara completa- Meguru solo dió una risa cómplice.

Lo vestiste, le quedaba algo ajustado, su cuerpo estaba tan tonificado.

-¿Ya puedo ver?- Preguntó.

-No seas impaciente, cariño-

Fuiste hasta el baño, acomodaste y peinaste tu cabello, ajustaste tu traje y tus senos resaltaban aún más.

-Volvi, ya puedes quitarte la venda- Avisaste.

Se quitó lo que cubría sus ojos y examinó su cuerpo.

-¿Un policía es lo más horrible que pudiste encontrar?- Se dio vuelta para mirarte.

-Si no le gusta, arresteme- Posaste el gorro de policía en su cabeza.

-¿Por qué de repente luces más caliente?- Pregunto con una sonrisa.

-¿Por qué de repente tienes una pequeña erección?- Acariciaste su entrepierna.

-¿Pequeña?, Esto es lo que te llena todas las noches, cariño. Recuerda que no eres una santa- Sonrió.

Lo sabía, él sabía que estabas esperando por él. Tu coño estaba ansioso por ser llenado con su gran polla.

-¿Podrías dejar de mirarme como un animal en celo?- Pidió.

-Esta bien, solo me iré y te dejaré para que te alivies solo- Dijiste.

-Espera..-Te agarro del brazo cuando te diste media vuelta para irte. -Hare lo que me pidas, pero quédate aquí, ¿Si?- Te miro con su sonrisa angelical.

-¿Lo que te pida?, ¿Cualquier cosa?- Él asintió. -Entonces..quiero que te sientes en el borde de la cama y te masturbes solo, voy a estar mirándote- Dijiste.

-Esta bien..- Se bajó el cierre del pantalón y lo bajo lo suficiente. Se sentó al borde de la cama como le ordenaste y comenzó.

Saco su miembro. Estaba tan erecto que parecía que doliera. En verdad no era nada pequeño.
Lo tomo con cuidado y comenzó a acariciarlo. De abajo hacia arriba.

-Voy a quitarme el disfraz, cariño- Dijiste.

Te quitaste las orejas y las posaste sobre la mesa de noche junto a la cama. Sacaste con cuidado el disfraz, puede que lo volvieras a usar luego.
No tenías nada más puesto, nisiquiera ropa interior porque te la había quitado.
Intentó tocar tus pechos pero quitaste su mano.

-No puedes tocarme-

-Eso no es justo cariño...-

Pegaste tu pecho a su espalda y tomaste su polla para comenzar a masturbarla mientras dabas besos en su cuello.
Bachira no se limitó a la hora de dejar salir sus gemidos. Cada vez que lo acariciabas o besabas, emitía algún sonido. Se escuchaba jodidamente hermoso a tus odios.

-¿Puedo quitarme el disfraz?- Pregunto. Negaste con tu cabeza.

-Por favor dejatelo puesto, te ves tan malditamente sexy con él- Dejaste de acariciarlo por un momento para sentarte encima de sus piernas.

Lo besaste en los labios. Y volviste con tus manos acariciando su miembro.

-Déjame follarte por un momento, ¿Si?- Pidió. Solo asentiste.
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«𝘖𝘯𝘦-𝘚𝘩𝘰𝘵'𝘴 & 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 [𝘈𝘯𝘪𝘮𝘦]»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora