Una pequeña maleta seria suficiente para mi viaje a Londres, no tengo planeado quedarme en el castillo de Arturo por mucho tiempo y mucho menos verles la cara a todos después de mucho tiempo. Mi trabajo estaba por concluir.
—Está todo listo—escuche la voz de Margaret quien como siempre irrumpió en mi habitación sin tocar —. Hora de largarnos.
Tome la maleta y pase por su lado para dirigirme al auto que nos llevaría hacia el aeropuerto, durante todo el trayecto me mantuve tranquila, sería y sin mencionar una sola palabra, miraba por la ventana un punto cualquiera mientras desaparecía por la velocidad del auto. Había esperado demasiado por este día, me había preparado por muchos años anhelando que este día por fin llegará, y en pocas horas iba a comenzar a desatarse el caos en todo Kingdom.
—Repasemos lo que tienes que decir—.escuche decir a Margaret forzandome a despabilar de mis pensamiento.
La mire de reojo y observé que tenía un pequeño bloc de notas en sus manos —.Todo tiene que salir a la perfección.
—No es necesario—respondí regresando la vista hacia la ventana —. Lo he practicado por años, saldrá todo bien.
La oí bufar y cerrar su cuaderno con fuerza, eso no me hizo pestañar. Conocía muy bien a Margaret y ella me conocía a mi, sabía que insistir era inútil, y también sabía de lo lista y cuidadosa que siempre he sido. Sin embargo, ella se encontraba nerviosa, no le gustaba admitirlo pero así era.
—Tu padre no aceptará errores.
—Arturo no es mi padre—respondí en automático —. Trabajo con el por un solo motivo que nos une a ambos, eso ya lo sabes así que no deberías ni mencionarlo.
Me molestaba que siempre debía aclarar que el no era mi padre. Si bien es cierto teníamos un cierto parecido, eso no lo hacía ser un parentesco mío. Estaba harta de esos comentarios.
—Lo sea o no, está enojado contigo y si vuelves a joderlo, lo pagaremos todos aqui—advirtio con voz dura. —Asi que por tu bien, espero así sea.
Eso era cierto, perdí los cabales en la última misión que el me encargo. Joder, es que el tipo no dejaba de suplicar por su vida, lo había amordazado cómo Arturo me ordeno e intenté obtener información de el por las buenas, algo que no funcionó en absoluto. Entonces, decidí hacerlo a mi modo, siempre había funcionado pero este reen era difícil. Al final solo lloraba y suplicaba por su familia, no hacía ni decía otra cosa más que eso. Así que de un disparo en la cabeza cese su llanto insoportable.
—Mierda, te dije que lo mantuvieras cautivo, no que lo asesinaras.
—No servía de nada, ese pobre imbécil no iba a abrir la boca nunca—respondí limpiando la sangre que había salpicado a mi blusa.
—Arregla tu maldito desastre y ven a Kingdom pronto.
Luego de eso colgó, guarde el teléfono en mi bolsillo trasero y tal cual dijo el rey, arregle mi desastre. Llamé a Sergio para que me ayudara a mover el cuerpo y deshacerme de él, viaje casi dos horas para llevar el cuerpo a quemarlo. Posiblemente nadie buscaría ni se preocuparía por el, era un desertor del país por lo que encontrarlo fue muy sencillo, el imbécil tenía información importante sobre la base de datos que maneja el estado de Alemania, esa información era vital para nosotros.
Así que asesinarlo no me hizo sentir ningún remordimiento, de hecho me provocó mucho placer. Y es que luego de mi tercer asesinato, la compasión y la culpa habían desaparecido de mi cuerpo. Podía ser capaz de matar a sangre fría a cualquier persona. Me había convertido en la verduga de Arturo y me sentía bien con ello, había encontrado una forma de poder liberar mi enojo con ellos.
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Una princesa en zapatillas ©️
Teen FictionCatalina es una chica de pueblo que se ve obligada a abandonar su vida para comenzar una nueva como princesa, puesto que su madre está por casarse con el rey. Ella hará hasta lo imposible por NO convertirse en una princesa, planeará detalladamente c...