Capitulo 38: «¡No me voy a casar!»

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Catalina.

—¿El príncipe Carlos?—repitió Charlotte curiosa —. ¿Y que hace él aquí?

Mi hermana también estaba esperando mi respuesta.

—Yo acepte la idea de mamá para conocer al príncipe Carlos—conté expulsando un suspiro frustrado.

—¿Qué? ¿Por qué hiciste eso?—volvió a cuestionar Kayla ahora más intrigada que antes, tenía el ceño levemente fruncido al igual que sus labios.

—No lo se, yo... ah— pase una mano por mi cabello y lo despeine —. Yo solo quería olvidarme de Eithan y tener un amigo con quien conversar, yo no sabía que esto pasaría.

—¿Olvidarte de Eithan?—exclamó mi compañera de matriz bastante alterada —. ¿Cómo crees que con un chico vas a olvidar a otro? Catalina hiciste venir al príncipe Carlos de España hasta Inglaterra solo para una amistad ¿Enserio?—ahora es ella quien lleva una mano hacia su frente y con la yema de sus dedos masaje un punto —. ¿Enserio crees que solo va querer tu amistad? Catalina ¡Él va querer casarte contigo! ¡Así funcionan la realeza!

Abrí mis ojos con exageración y negué con la cabeza enérgicamente, eso no iba a suceder. No me casaría sin amor por nada del mundo.

—¿Que? ¡No!—contradije —. Yo no quiero casarme, yo no, yo no... no puedo, esto es— cubrí mi rostro con ambas manos deslizándolos por detrás de mi cabeza, se detuvieron en mi nuca —. ¡Carajo!—jadee al notar que mi hermana tenía razón, cómo pudo pasar por mi mente que un príncipe buscaría amistad, si no es más por compromiso.

Tenía ganas de llorar, todo esto había sido culpa mía; si yo no hubiera aceptado esta cita, ahora estaría dentro del castillo buscando el testamento de mi abuelo que libraría al reino de toda la maldad que habita en Arturo. Necesitaba una forma de deshacerme del príncipe, él me estorbaría.

—Catalina, Kayla. tranquilas—escuche la serena voz de la rubia, descendí mis brazos a cada lado de mi cuerpo —. Princesa escúchame— hizo referencia a mi persona puesto que sus ojos estaban en mi, sentí una sensación extraña en mi cuerpo al oírla decir eso, ahora que sé que realmente lo soy, todo era diferente —. Kayla y yo entraremos y buscaremos en la biblioteca del castillo, tú ve a tu habitación, cámbiate y ve con el príncipe.

Bufé.

—Pero...—objete.

—Recuerda lo que dijo mi padre, no debemos levantar sospechas, si actúas diferente el rey Arturo lo notará— interrumpió nuevamente la rubia y recordé lo que Eric había advertido y junto a eso también las consecuencias que traería si no obedecía.

Solté el aire con fuerza y moví la cabeza de un lado a otro, está nuevamente comenzaba a dolerme.

—Charlotte no puedo, no puedo casarme con un desconocido, esto es una locura—jadee y refunfuñe como niña pequeña.

—Aún no sabes con certeza que es lo que busca el príncipe, conócelo—me animó tomando y cubriendo una de mis manos —. Y quizás hasta te pueda ayudar.

Era imposible que un hombre de la realeza sea cómplice de una mentira en la cual él se vería envuelto y más por una completa desconocida. Pero no podía seguir resistiéndome, debía intentarlo o al menos seguir fingiendo que todo está bien.

Una princesa en zapatillas ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora