Eithan.
¿Que rayos le sucede a Catalina?
Por qué aceptar la invitación de un príncipe al que ella no conoce, es decir con que intención la haría, ¿Para darme celos? ¿Por qué? Por más que intento entenderla, no lo logro. De solo imaginarla compartiendo su sonrisa y su dulzura con alguien más, provoca que la sangre me hierva y que la furia se apodere de todo mi ser.
Necesitaba retirarme de la hora del té, no podía seguir fingiendo que todo estaba bien. Porque para mi todo esto era una maldita locura.
Y justo ahora estoy a solo unos metros de Catalina, dirigiéndome hacia ella para pedirle explicaciones del por qué de su actitud, estoy enojado, muy enojado, no lo voy a negar. Pero es algo que debo saber.
—¿Por qué?—es lo primero que pregunto en cuanto estoy a una corta distancia de ella, sus ojos me muestran confusión y asombro.
Pestañea repetidas veces.
—No entiendo—entrecierra los ojos y frunce los labios.
Resoplo y paso una mano por mi cabello echándolo hacia atrás, miro a los lados y me aseguro que no haya nadie escuchándonos.
—Por qué decidiste aceptar la invitación del príncipe Carlos—la miro directo a sus verdes ojos —. ¿Por qué lo haces?
Separa los labios para hablar, pero algo dentro de ella se lo impide, solo ahoga un suspiro y luego deja escapar una risa de amargura, al mismo tiempo que menea la cabeza de derecha a izquierda.
—No tengo por que darte explicación de cada decisión que tome en mi vida Eithan—exclama un tanto indignada frunciendo sus cejas en una línea recta.
—¿Es por mi casamiento con Helena?—pregunto a cambio mientras me acerco más a ella, lo cual hace que ella automáticamente retroceda dos pasos mas —. Dijiste que no te alejarías de mi lado.
Parezco un maldito niño indefenso alguien que necesita de su amada para sobrevivir, joder, jamás antes había rogado a alguien que se quede a mi lado. Y es que ella no es cualquier persona.
—Y no lo haré—afirma para luego deslizar una de sus manos por uno de sus desnudos brazos —. Necesito un amigo Eithan—suspira —. Alguien con quien conversar sin que se me acelere el corazón, alguien que me escuche, alguien que...
Mi rostro se endurece.
—Alguien de quien pronto te enamorarás—finalizó por ella apretando la mandíbula, mis ojos no se despegan de los de ella —. ¿También quieres que nuestras bodas sean el mismo día?
Para cuando mi mente reaccionó, ya era tarde, mi gran boca había soltado esa pregunta, que probablemente haría que ella me deje de hablar por el resto de mi vida. Lo persuado por su mirada cargada de furia y decepción.
—Por un momento creí que habías cambiado, que dejarías de ser el Eithan arrogante y presumido que en algún momento detesté de ti—emite ella afligida mientras observo cómo sus pupilas se dilatan con cada palabra —. Pero ya veo que me equivoqué, sigues siendo el mismo niño que conocí. Aquel princeso egoísta y manipulador. En unos meses serás el esposo de la princesa Helena y muy pronto el Rey ¿Que pretendes que yo haga?—su pregunta es retórica por lo cual la dejo continuar —. ¿Que me quede sola por el resto de mi vida? Viendo cómo eres feliz al lado de otra mujer.
No quiere hacerlo, pero se le quiebra la voz. Conozco cuando intenta hacerse la fuerte y ahora lo intenta. Cierra los párpados y traga saliva.
—Te amo Eithan y quiero que seas feliz, aún si esa persona no sea yo—continua en un hilo de voz, sus ojos se desvían a un lado y la oigo suspirar —. Somos hermanos—deja caer los brazos y sonríe triste.
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Una princesa en zapatillas ©️
Teen FictionCatalina es una chica de pueblo que se ve obligada a abandonar su vida para comenzar una nueva como princesa, puesto que su madre está por casarse con el rey. Ella hará hasta lo imposible por NO convertirse en una princesa, planeará detalladamente c...