Capítulo 10: Un alma para exprimir. Parte I

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       Estaba oscuro. Casi demasiado como para tomarlo como una noche normal, pero encogí de hombros y mantuve mi cabeza gacha mientras caminaba hasta el final de la cuadra de mi casa. No es como si me hubiera dignado a echarle un vistazo a los pronósticos meteorológicos de hoy, pero no creí que fuera posible una temperatura menos a los veintiocho grados en una noche de verano.

          Maldito viento.

       Incluso cuando me tomé mi tiempo para llegar al final de la manzana, no había nadie esperándome cuando llegué a la esquina. Puse los ojos en blanco arrepintiéndome de mi decisión. Quizás debí llamar a Lena. Arrugué mi nariz con disgusto tan rápido como la idea cruzó mi mente. Lena era una buen... Lena era una amiga. O algo así, le gustaba salir a fiestas y más de una vez rechacé salir con ella a cualquier lado, pero sé que ella no me hubiera dicho que no si le decía sobre la carrera de esta noche. La única cosa que me detuvo fue que recordé que era el tipo de chica que intentaría robarme a Vincent, así que le envié un mensaje a Paris. Ella era difícil porque no le gustaban ese tipo de cosas pero, por alguna razón, dijo que sí sin demasiadas vueltas.

        El problema con Paris era su impuntualidad. Le envié otro mensaje preguntando sobre su paradero para matar el tiempo cuando escuché una bocina. Levanté la cabeza para encontrarme con un auto enfrente mío. Fruncí el ceño mientras me acercaba.

        —No puedo creer que tus padres te prestasen el auto. —Sonreí sorprendida mientras observaba a mi amiga encogerse de hombros.

        —Incorrecto. Ellos no me lo prestaron. —Me devolvió la sonrisa mientras quitaba el seguro de la puerta para mí. Tomé asiento antes de que continuase hablando—. Me lo regalaron. Al parecer Beckvich les dijo algo sobre mi conducta de alumna ejemplar y decidieron recompensarme.

         No era un sorpresa que la directora amara a Paris, pero ni siquiera yo creí que fuera para tanto.

        —Tal vez la viejita está enamorada de ti —bromeé y ella arrugó la nariz con disgusto mientras reía—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

         No tuve que aclarar que hablaba del auto.

         —Quería que fuera una sorpresa. Moría por ver tu rostro —alzó las cejas insinuosamente. Puse los ojos en blanco sin dejar que mi sonrisa desapareciera—. ¿Qué hay de ti?

          —Todo está algo revoltoso. —Simplifiqué, sin muchas ganas de arruinar una noche como esa. Cambié de tema casi desesperadamente—. Como sea, quizás tu auto nuevo de ayude a llegar más temprano a tus citas a partir de ahora.

          —Lo siento, Chlo. —Hizo un mohín—. ¿Esperaste mucho ahí fuera?

          Me encogí de hombros.

          —Diez minutos —mentí sólo para que se sientiera mal. Quizás llegaría a tiempo la próxima vez—. Aunque debo agradecerle a algún santo que hayas aceptado en primer lugar.

          —Sí, bueno, como sea. —Sus mejillas se tiñeron de rojo mientras presionaba sus labios juntos—. No es como si tuviera muchas citas, de cualquier manera. Excepto tú. Esta es la primera vez que uso mi auto para ir a algún lugar que no sea el supermercado. Y lo recibí hace dos semanas, Chloe.

         Entrecerré los ojos, presintiendo hacia dónde se dirigía la conversación. Paris era la persona más sentimental que yo conocía, pero sólo había un tema al rededor del cual giraba su estabilidad emocional. Eric. ¿Recueras esa vez que hablé de Paris y dije que, si no existiera Luke, ella sería probablemente la persona que más quería en el mundo? Bueno, ella es Paris. Mencioné a un tal Eric también que era su mejor amigos. Su Luke. Sé que podría sonar extraño, ya que ella y Eric se conocían incluso antes de que ambos supieran escribir sus nombres y lo que la gente esperaría sobre ellos era que se quisieran como hermanos, pero no fue así. Al menos no para Paris. Ella lo quería como para casarse con él. Lo quería como para hacer cualquier tipo de cosas locas (incluído saltarse sus clases cuando Eric enfermaba, sólo para pasar tiempo con él viendo alguna película de ciencia ficción que sólo a ellos podría gustarle). Paris quería a Eric tanto como yo quería a Luke.

El cliché según ChloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora