Capítulo 15: Ve a buscarlos

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La primera cosa que se me vino a la mente aquella noche, era que Vincent olía extraño. Yo había tenido un día más malo que de costumbre, así que cuando me envió un mensaje sobre mis planes de la noche, simplemente no lo dudé antes de escaparme.


Las clases empezaban al día siguiente y Luke todavía no regresaría. Él no había contestado mis últimos mensajes y no había tenido noticias de él en un largo tiempo.


Sin Mackenna estando al rededor como solía hacer, yo estaba sola de vuelta.


Pero estaba bien con eso. Estaba bien.


—¿Qué es? —La voz de Vincent estaba justo al lado de mi oído y eso bastó para sacarme de mis pensamientos.

Alcé mis ojos y me encontré con su mirada justo encima de mí. Sus ojos estaban enrojecidos, pero sus manos eran amables. Colocó su antebrazo derecho al costado de mi cabeza para controlar su peso y no aplastarme. Su mano izquierda presionó mi cintura suavemente. Sus ojos estaban enrojecidos. Y olía extraño.

Olía a algo que no quería reconocer.

—No es nada. —Tomé sus mejillas y acerqué su frente para que descansara sobre la mía.

Era difícil ignorar la sensación que tenía en mi pecho; como si estuviera a punto de tragarme mi corazón.


—¿Estás segura? —Preguntó. Tampoco quise reconocer su tono.


Pero ahora puedo decírtelo, puedo explicártelo para que entiendas: Vincent preguntaba no porque fuera amable o porque en realidad se preocupara, él sólo preguntaba porque sabía que yo esperaba que preguntase. Él sabía que yo quería saber que yo le importaba aunque sea un poco.


Incluso cuando no lo hacía.


Pero yo esbocé una pequeña sonrisa y luego exhalé.


—Planeamos esta noche por mucho. —Susurré, sintiendo que mis orejas ardían—. Está bien. Vincent sonrió y lucía tan perfecto, tan amable, tan sincero que no me costó nada creerle.


Habíamos planeado esa noche por semanas, pensé. Pero en realidad fue yo estando nerviosa todo el tiempo mientras el día llegaba. Y él esperando.


Esperando. Esperando para obtener lo que quería de mí.


—Te amo. —Dijo, mientras sus labios descendían por mi cuello, haciendo que un escalofrío recorriera mi columna. Sus manos sujetaron mi cadera y comenzaron a descender.


Mis manos temblaban y mis ojos comenzaron a picar. Porque él estaba diciendo exactamente lo que yo esperaba oír.


En ese momento pensé que era porque éramos almas gemelas.

Ahora sé que fue, simplemente, porque él conocía muy bien a las chicas como yo.

Cuando sus dedos se aferraron a mis pantaletas de algodón blancas mis piernas se sentían como de gelatina.


—Sólo respira... —él dijo, besando mis muslos, sus manos separando mis piernas.


Y respiré.


¿Sabes a qué olía Vincent? Lo descubrí sólo una semana después. Olía a hierba.


Yo no le importaba lo demasiado como para no drogarse mientras me quitaba mi virginidad.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2019 ⏰

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El cliché según ChloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora