I

312 90 49
                                    

Desde hace tiempo tengo un sueño recurrente. Estoy en un cementerio, corriendo tras un criminal, cuando todo se torna oscuro. Entonces una voz repite hasta el cansancio las mismas preguntas:

¿Y si algún día descubres que la misma oscuridad presente en los ojos de lobos disfrazados de corderos también se refleja en tus pupilas? ¿Hasta cuándo negarías tu propia monstruosidad?

En mis largos años como detective y profesor he estudiado la mente de los seres más retorcidos. Me ha permitido descubrir que vivimos en un mundo plagado de monstruos. Nadie está exento. Incluso las presas se vuelven depredadoras cuando caen al abismo de la desesperación. Y los testigos son igual de culpables, su silencio los vuelve cómplices.

Si ya se han despertado, les voy a pedir que conserven la calma. Ha sucedido algo inquietante y necesitarán respirar profundamente para pensar en una solución.

¿No reconocen mi voz? Soy yo, mis estimados pupilos. Si continúan viendo borroso, deben tener rastros del cloroformo que usaron para incapacitarnos.

Les advertí que era mala idea adentrarse en esta construcción abandonada, pero los jóvenes necesitan golpearse para aprender.

No, mi muñeca no está esposada a una columna como las suyas. Fui atado sin cuerdas. Conmigo usó una cadena mental y mucho más efectiva...

¿Pueden ver los cables bajo mi asiento? Si me levanto de esta oxidada silla, todo este depósito volará en pedazos.

Lamento comunicarles que somos tres piezas de un ajedrez monstruoso. Fuimos capturados por una mente maestra que hoy se cobrará a su última víctima.

¿Saben cómo lo sé? Porque lo conocí en el pasado. Es el autor del único enigma que, en mi larga trayectoria como agente de la ley, fui incapaz de resolver. Ese asunto pendiente me ha perseguido todo este tiempo.

Descuiden, su modus operandi no implica matar a sangre fría ni ejercer violencia física. Disfruta de los juegos mentales. Es un monstruo que sembró el caos y encadenó a sus víctimas a un destino mucho peor que la muerte.

Tres grullas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora