Capitulo 02: Pasado

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Todo piltorviano sabía donde se encontraba y como llegar a Zaun pero pocos se habían atrevido a bajar; el distrito no solo estaba plagado de pobreza y enfermedad, sino también de delincuencia producto del abandono del gobierno. Caitlyn no era la excepción a la regla, jamás había bajado de Piltover pues ciertamente nunca había tenido la necesidad sin embargo contrario a todo privilegiado de la metrópoli, no tenía miedo… aunque debería.

La diferencia entre Zaun y Piltover era abismal, al punto que parecía surreal y hasta caricaturesco. Nada más entrando se sintió una densidad en el aire más pesada, producto de los desechos bilógicos que transportaban las alcantarillas que desembocaban justamente en aquel pobre distrito. La pelinegra resaltaba, no estaba sucia ni harapienta como la gran mayoría del lugar y por un efímero instante se arrepintió pensando que había sido una locura bajar con el uniforme puesto, pero también pensó que era demasiado tarde para arrepentirse; además volver después de su turno no era opcional ya que si en pleno día el lugar lucía tan atemorizante no quería imaginarse mas tarde. Solo esperaba no llamar tanto la atención como para que Camille se enterará porque sabía que las consecuencias serían muy graves y no quería ser castigada, degradada a quedarse en las oficinas o peor aún, despedida. Amaba su trabajo, era una idealista y creía que ella podría contribuir a  un cambio significativo en el sistema policiaco.

Camino por las calles del lugar, sabiéndose observada por uno que otro habitante, mirando la libreta donde había garabateado nombres de calles y otros datos, deteniéndose de vez en cuando para preguntar sobre como llegar a donde necesitaba.

XXX

Bajo de su auto y camino por el estacionamiento hasta la puerta trasera de aquel casino que operaba desde muy temprano y ya tenía muchos clientes a pesar de la hora. Toco en la puerta de acero un par de veces de manera fuerte hasta que una escotilla se abrió, dentro habían unos ojos negros que la observaron en silencio unos segundos. La puertecita de la mira se cerro de golpe y enseguida le abrieron la puerta un poco, pero lo suficiente para dejar pasar a la alta y delgada mujer.

Dentro no había nada en especial, era como cualquier otro negocio en su parte trasera, quien le había abierto era un hombre con sobrepeso pero bastante fornido, un poco mas bajo que ella, con varías modificaciones en su cuerpo como la gran mayoría de los que podían en Zaun. Camille lo saludo con un gesto de su cabeza y continuó su camino por aquel lugar, no necesitaba anunciar para que estaba ahí, tenía mucho tiempo usando aquel lugar como reunión.

Al fondo de aquel lugar que más que otra cosa parecía una bodega donde abandonaban las cosas que ya no servían había una puerta, estaba oscuro pero debajo de esa puerta, salía un poco de luz lo que significaba que ya había llegado la persona con la que quería hablar. Se detuvo antes de entrar, Camille no era una mujer que dudara ante nada pero por primera vez estaba ahí, preguntandose si era buena idea aquello, sintiéndose rara de estar dudando y algo de vergüenza pero sin pensárselo mucho coloco su mano sobre la puerta y la empujo suavemente.

Dentro era totalmente diferente, como una gota de pintura blanca en una pared negra, un fragmento de piltover metido a la fuerza en Zaun. Era una estancia muy elegante, con sillones y tapices importadas de Shurima, unos cuantos cuadros pintados en Jonia. Parecía el salón de una mansión muy sofisticada, hasta el horrible aroma a alcantarilla de Zaun había desaparecido. Se dio cuenta que nada había cambiado de lugar desde la última vez que había estado ahí, que siendo sinceros no había sido hace mucho pero como habían sido las cosas hasta había pensado que todo aquello había sido modificado más al gusto de la propietaria original, después de todo quien había decorado el lugar había sido Camille. Incluso olía como antes, una mezcla de las fragancias de ambas, una vaivén entre las paginas de libros nuevos y jazmines.

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