Capitulo 31.

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Nuevamente con ropa oscura. Esto era horrendo. Ya iban dos. ¿Que pasaba con nosotros? Esto no era justo. No lo era. Yo no soy lo suficientemente fuerte como para aguantar esto. Es demaciado.

-_______.- Mamá me llamó desde abajo. -Salimos en media hora, ¿Estás lista?

-Sí.

Me senté en mi cama y suspiré. Hace tiempo que no estaba en mi habitación. Esta vez había venido solamente para prepararme para el funeral. Pero luego volvería al hospital.

-Hola.- La voz de Harry penetró mis oídos. Me volteé y lo ví acercándose a mí. Suspiré. -¿Que tal?

-Mal.- Bajé la mirada a mis manos, quienes jugueteaban entre ellas. Harry se sentó a mi lado y me rodeó con un brazo.

-Tranquila.

-No puedo.

-Pasó lo que tenía que pasar.- Siguió. -Créeme.

-No, Harry.- Lo miré y sentí como las lágrimas caían de mis ojos. -No tenía que pasar. Lo que tenía que pasar era que esos imbéciles que la asaltaron, murieran.

-Dios a veces elije a las mejores personas. No a los ladrones.- Suspiré. Tenía sentido.

-Y recién habíamos quedado bien.- Susurré. Era duro saber que pude haber estado con ella casi todos los días, pero por mi maldito orgullo no lo hice. -Me gustaría decirle tantas cosas...

-Para eso está el funeral.

-Pff.- Bufé. -Como si me fuera a escuchar.

-Lo hará.- Afirmó él. -Créeme... Yo escuché todo.

Lo miré con cierta preocupación en mi rostro. Aún recuerdo ese día. Fué el peor día de toda mi vida.

Recorrí su cara, comenzando por su cabello. Bajé a sus ojos, luego su nariz y por último su boca. Seguida de esta, estaba su pecho. Una camiseta blanca le cubría la piel. Después ví sus alas. Grandes y blancas, como las de un ángel de los cuentos. Me fijé bien en ellas. Sería increíble poder volar.

Mi entrecejo se frunció cuando una pluma de estas, cayó sobre mi cama. Estiré mi mano lentamente y la tomé con cuidado para no estropearla.

-Se te ha caído esto.- Susurré.

-Consérvala.- Dijo él. Observé la plumilla un momento con delicadeza, pero luego la dejé sobre mi mesita de noche.

-¿Sabes?- Lo miré a los ojos y él imitó mi acto. -No te imaginas lo feliz que estoy por tenerte aquí a mi lado.- Harry sonrió y dirigió su mano a mi cabello, para luego comenzar a acariciarlo. -Tu mamá ha de estar feliz también.

La sonrisa del rizado se borró al instante. Lo miré extrañada. Él pareció notar mi mirada.

-Yo...- Suspiró. -Eh... M-mi mamá no me ha visto.

-¿No?- Abrí los ojos como platos. -¿Por qué no? No sabes lo feliz que la pondría verte.

-No quiero espantarla.

-No lo harás.- Dije tomándo su mano y alejándola de mi pelo, para luego entrelazar nuestros dedos. -Le harás el día... No, el mes. Quizás el año, Harry.

-Yo...

-Haz... Debes hacerlo.

-Haz.- Susurró él, volviendo a sonreir. -Me gusta.

-Y a mí.- Sonreí también.

[...]

-De verdad no quiero entrar.- Dijo Lorena mientras se pasaba los puños sobre los ojos.

-Ni yo.- Agregó Sara.

-Nadie quiere.- Dije. Miré a Paula, quien lloraba en silencio como siempre lo hacía. La tomé del hombro y le regalé una sonrisa sin felicidad, intentando animarla. Dudo que haya funcionado.

-¿Han visto a Louis?- Preguntó Liam con un ramo de flores enorme. -Me ha dejado su ramo y no lo volví a ver.- Todas nos encogimos de hombros.

-Debe estar en el baño.- Dije. -Yo supongo.

-No importa.- Liam sacó una rosa de aquel ramo y se lo tendió a Sara. -Quédate tranquila preciosa.- Sara lo miró y asintió, mientras tomaba la rosa. Luego sacó cuatro más y nos las tendió a mis amigas y a mí.

-Gracias.- Susurré. Él asintió y se fué de ahí.

Luego de un rato donde todo el mundo se encontraba con los padres de la difunta, la misa comenzó. Fué una misa triste. Serena siempre me dijo que ella quería que su funeral fuese alegre... Junto a sus nietos e hijos. Eso era lo que ella habría deseado.

Hijos y nietos.

-No me gusta para nada esto.- Me susurró Lorena en el oído. Yo la miré e hice una mueca.

-Ni a mí.

Cuando la misa acabó, todos nos dirigimos al cementerio. Veía como los padres de Serena lloraban abrazados. Una anciana y un viejito se encontraban llorando junto a sus padres. Supongo que eran sus abuelos.

-Ahora, un momento para orar.- Dijo el cura, quien juntó sus dos manos y bajó la mirada. Todos imitaron su acto.

"Perdón por ser una estúpida" Dije en mi mente. "Fuí una orgullosa, una egoísta, una mala amiga y una ingrata. Perdón Serena. Ojalá estuvieras aquí a mi lado para decirte todo esto en persona. Te quiero... Y te voy a echar muchísimo de menos. Y gracias por haber venido tu a disculparte, cuando la verdad debí haber sido yo la que debió haber pedido perdón. Me habría gustado mucho haber pasado tu último cumpleaños contigo... Pero justo nos peleamos. Y no se me ocurrió ni pensar que ese pudo haber sido el último de todos."

-Ahora, todos los que tengan ofrendas a nuestra querida Serena, pasen a dejárselos.

Me dirigí a la tumba junto a mis amigas y a unos niños, los cuales supuse que eran sus primos. Todos le dejaron cosas, pero yo no dejé nada. ¿Para qué? Si las cosas materiales no le llegarían. Preferí arrodillarme frente a ella y rezar un ángel de la guarda.

Cuando terminé, me dirigí a mi asiento de vuelta. Todas mis amigas me estaban mirando.

-¿Que miran?

-¿Que hacías?- Preguntó Anto.

-Rezar.- Me encogí de hombros y me senté.

Las horas pasaron y se puso a llover. Era como una película, que irónico. Mamá y yo nos dirigimos a nuestra casa, ya que los padres de Serena querían un momento familiar.

-Voy a la casa de Anne, ¿Quieres venir?- Preguntó mamá mientras tomaba un paraguas.

-Claro.- Tomé mi abrigo y me envolví un pañuelo en el cuello, para luego tomar otro paraguas y salir junto a mi mamá.

-¿Estás bien?- Preguntó mamá. La miré y asentí.

-Sí...

-Luego debo devolverte al hospital.- Asentí.

Cuando llegamos, Gemma nos abrió con una gran sonrisa. Entramos a la cálida casa y dejamos nuestras cosas mojadas en la entrada. Incluyendo nuestros zapatos.

-¿Dónde está Anne?- Preguntó mi mamá mientras tomaba la taza de Té que Gemma le estaba tendiendo.

-Arriba. Bajará en un rato... Está teniendo una conversación muy importante.

-¿Con quién?- Pregunté. Gemma me guiñó el ojo con esa sonrisa animada de antes. Y por primera vez en el día, sonreí de verdad.

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Holaaaaaaa
Perdón por tardar tanto, pero he tardado igual con todas mis novelas. Es un problema de falta de inspiración y de que mis notas han bajado mucho. Perdooooon!!

Gracias a las que votaron y comentaron en el capítulo anterior. ¡BESOOOS!

~blanca

Hasta que la muerte nos separe (Harry y tu) -EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora