Las noches de insomnio volvieron.
Sus ojos estaban fijos en las baldosas de su dormitorio, justo en la sombra de los marcos del ventanal, proyectada por la luna. Pero no estaba prestando atención a la escena, su cabeza no lo dejaba.
Era el momento en el que su esperanza estaba al límite de esfumarse, cada vez más convencido de que no volvería a verlo. Desapareció por semanas, sin siquiera despedirse.
Louis se levantó de la cama y caminó en dirección al ventanal para abrirlo de par en par. Retrocedió para sentarse nuevamente, en lo que en la quietud de su cuerpo sus pensamientos volvieron a restallar.
Se sentía usado, y estaba furioso por el egoísmo de Harry. Aparecía repentinamente para hacerle sentir tan especial; por primera vez en su vida sentía que le prestaban atención. ¡Qué fantasioso resultaba ser algunas veces! ¡y qué ingenuo!
Será que el amor adormece el conocimiento. ¿Siquiera lo amaba? Intentaba convencerse de que no sentía nada por él; en el fondo sabía que sería imposible.
Le gustaba todo de Harry; desde la primera vez, sintió que con él nunca estaría en peligro. Su aroma era un sedante natural que actuaba en contra de los pensamientos negativos, y sus brazos cobijas que lo resguardaban del invierno.
Aún así, Louis no era capaz de comprender el hecho de que estaba tratando con un vampiro. Una criatura tan poderosa que sería capaz de destrozarle la existencia a su antojo y a la cual le estaba entregando su corazón, poco a poco. Sin embargo, no le importaba en absoluto que su vida se viera acabada con tal de que fuera aquel ojiverde quien lo hiciera. Jamás había confiado tan ciegamente en alguien. Y no tenía idea de porqué este era el caso.
Palabras iban y volvían en su cabeza. Pensamientos positivos luchaban para contrarrestar a los negativos. Llegaba un momento en el que se perdía a sí mismo. ¿Quién era él? ¿Acaso no era nada? ¿Acaso era el conjunto de todo?
֎֎֎
Despertó aterrorizado por los golpes insistentes en su puerta que se escuchaban desde las escaleras. El reloj marcaba las nueve y cuarto de la mañana. Se había quedado despierto toda la madrugada, y solo alcanzó a cerrar los ojos por un par de horas.
Tomó dos prendas de vestir del armario y se las puso apurado, entonces bajó las escaleras en unos pocos segundos.
En la entrada de la casa se encontraba el detective Malik, esta vez con un traje pulcro de colores neutros, mirándolo de manera indiferente. Louis lo invitó a pasar y se mentalizó para fingir una vez más.
—Siento haber demorado en volver, tuve algunos inconvenientes que me impidieron venir más temprano—se excusó el pelinegro.
—Está bien...—respondió Louis, impaciente—supongo que tienes noticias para mí, ¿verdad?
—Es correcto. De hecho, no son buenas noticias.
—Oh...—intentó hablar, pero la interrupción del pelinegro lo hizo callar.
—Louis, necesito que seas muy discreto con lo que te pediré—dijo Zayn con una mirada poco amigable—. A partir de este momento, el caso se direccionará hacia una parte oscura de la realidad que crees conocer.
Louis, confundido, en un murmuro agregó: —¿A qué te refieres?
— Primero, tengo un contrato de confidencialidad para que firmes. Tienes derecho a saber sobre tu caso, por supuesto, pero debemos tomar ciertas precauciones con la información que tenemos—dijo el detective, entregando un conjunto de hojas color hueso con letras elegantes junto a una lapicera—. No quiero apurarte, Louis, puedes tomarte todo tu tiempo, no es necesario que firmes ahora. Pero ten en cuenta que mientras más tardes, más te perjudicarás.
—No, no, lo entiendo– Un silencio reflexivo se hizo presente antes de que el ojiazul prosiga–. Firmaré el contrato, quiero saber sobre todo—decidió. Tomando la lapicera que el detective le ofreció, firmó el contrato con sencillez y se lo devolvió.
Louis no sabía con certeza a qué iba a enfrentarse, ni de qué información hablaba el detective. Lo único que deseaba era que no tuviera que ver con Harry, que por los santos dioses él estuviera seguro en algún lugar.
No le importaba tener que cargar con el peso de la incertidumbre. Tal vez Harry había sido producto de su imaginación, tal vez todo lo que estaba viviendo lo era y, ciertamente, nunca lo sabría. Pero aquel beso se sintió malditamente bien y verídico, y no podía sacarlo de su cabeza.
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El sonido del agua salpicando contra el suelo y contra la desnuda espalda de Louis inundaba el cuarto de baño blanquecino, rebotando en los azulejos y perturbando el estado silencioso en el que permanecía su hogar naturalmente.
Veinte minutos antes se encontraba despidiendo cortésmente al detective Malik, aunque hubiera deseado insultarlo por hacer trizas toda confianza puesta en Harry.
Le era imposible dejar de llorar, sus ojos dolían y el nudo en su garganta se volvía cada vez más difícil de desligar. ¿Pero por qué lloraba? ¿acaso no supo en qué se había metido? ¿Qué esperaba? No lo entendía, pero un sentimiento de decepción se expandía en su pecho.
Había visto todo: cuerpos completamente vacíos, sin rastros de sangre, y otros atrozmente mutilados, desgarrados. Cuando el detective comenzó a enumerar las maneras de persuasión y manipulación que utilizaban esas criaturas para con los humanos, consiguiendo que éstos confíen plenamente desde el primer instante que toman contacto, su corazón se agrietó una vez más.
¿Qué iba a querer un salvaje como aquel? Ninguna persona –ninguna cosa–se le acercaría a Louis con intenciones bondadosas; por eso como autodefensa se dedicaba a espantarlos, a aislarse. Solo que esta vez no le había funcionado; había sido hipnotizado, al igual que una cobra sigue los movimientos de la flauta de su encantador.
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—Oficial Leone, ¿qué necesita? Su llamada me toma por sorpresa—contestó el pelinegro. Estaba exhausto, había sido un día extenso y en reiteradas ocasiones debía lidiar con personas como Luigi Leone; arrogante, prestigioso, ambicioso y solapadamente vil.
—Detective Malik, espero no haber sido inoportuno. Lo llamo para comunicarle que a partir de ahora soy el oficial a cargo del caso familia Styles. Usted sabe que tengo más experiencia, y el departamento de policía me autorizó a reemplazarlo para que se tome unas vacaciones.
—¿Unas vacaciones? Mis vacaciones aún no empiezan, no lo entiendo. Ayer intercambié unas palabras con el superior del departamento y no me sugirió nada sobre el tema.
—Tengo entendido que fue algo que surgió de imprevisto. Mire, Detective, están todos nerviosos con los sucesos de estos meses, cada vez cuesta más ocultarle a los ciudadanos los frecuentes fallecimientos inusuales. Simplemente necesitan a un profesional que deje el cuero en su trabajo, por eso no dudaron en contactarme.
—¿Insinúa que no hago bien mi trabajo?
—De hecho, ellos lo insinuaron, no yo—escupió Leone. Un silencio breve se hizo presente entre ambos. Zayn estaba aturdido, creía en la corrupción y en ese preciso momento la estaba presenciando en todo su esplendor.
—Bien, tendré que hacer un llamado para aclarar este asunto. Le agradezco por contactarme, oficial.
Efectivamente, lo habían dejado fuera del caso con una simple excusa: "unas breves vacaciones". Claro estaba que no iba a desistir, y mucho menos ante una cuadrilla de corruptos.

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ᴱⁿʲᵒʸ ᵀʰᵉ ˢⁱˡᵉⁿᶜᵉ » ˡᵃʳʳʸ ˢᵗʸˡⁱⁿˢᵒⁿ
FanfictionUna serie de sucesos inusuales ocurren en el pueblo Casteluccio, Italia. Asesinatos frecuentes de criaturas malvadas creídas extintas por los expertos abrirán pasos a investigaciones encubiertas. Louis, un universitario común, será quien tenga el pr...