-¡Qué hermosos ojos tienes!- Capítulo 1

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 "¿Alguna vez te has detenido a pensar si todo en lo que crees es verdaderamente tuyo? Quizás, lo bueno no es tan puro, y lo malo solo es oscuro porque así te lo enseñaron. ¿Hasta dónde nos moldea la voz de nuestros padres? ¿Dónde terminan sus enseñanzas y comienza nuestra propia vida?"

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—¡Son las ocho, Taehyung! ¡Levántate de inmediato! —La voz de su madre resonó por toda la casa, como un trueno que no toleraba resistencia.

—Solo un rato más... —murmuró Taehyung, hundiendo el rostro en la almohada.

—Es una orden, y tú sabes que no voy a repetírtelo —advirtió con ese tono que Taehyung conocía tan bien. Suspirando, se dio cuenta de que, como siempre, no tenía opción.

—Ya voy, madre. —Se levantó despacio, con los ojos aún adormilados.

—¿"Ya voy"? Taehyung, ¿me escuchas? ¡No puedo creerlo! Eres un rebelde.

Taehyung no respondió. Sabía que no valía la pena discutir, y menos sobre algo tan rutinario. Era domingo, su único día libre, y en lugar de descansar, debía ir a la iglesia, como había hecho siempre desde que tenía memoria.

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Unos minutos después, se sentó frente al desayuno. Su madre insistía en orar antes de comer, y Taehyung, como siempre, asentía y seguía el ritual en silencio. Su vida parecía una rutina inamovible, un guion que no podía alterar, y aunque disfrutaba algunos aspectos de la iglesia, como la música, algo en su interior se sentía atrapado.

Al llegar al servicio, las canciones llenaban el ambiente con fervor. Era un día como cualquier otro. Los niños y adolescentes fueron llamados a sus clases, y Taehyung, siendo profesor de los adolescentes, se dirigió al auditorio con su Biblia y algunos materiales de apoyo. Aunque a veces dudaba de su capacidad para enseñar, realmente disfrutaba de esas clases. Había algo en ayudar a otros a comprender lo que él mismo luchaba por entender que le daba sentido a su vida.

A los ojos de los demás, Kim Taehyung era el ejemplo de perfección. Un joven de veinte años, devoto, comprometido con la iglesia y querido por todos. Cada semana asistía tres veces al servicio, enseñaba a los adolescentes y tocaba el piano con devoción. Era el orgullo de sus padres, el "hijo perfecto" que todos admiraban. Pero bajo esa imagen impoluta, Taehyung luchaba en silencio. La ansiedad lo invadía en las noches, mientras la presión de cumplir las expectativas de todos lo envolvía en una soledad impenetrable. Estaba atrapado en una rutina que lo alejaba de lo que realmente era... o de lo que aún no sabía que podía ser.

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Al entrar en la sala, saludó a Jenna, su compañera de trabajo en la iglesia, quien lo recibió con una sonrisa.

—¡Taetae! —le dijo alegremente mientras lo abrazaba.

—Jenna, me alegra verte —respondió él, intentando sonar igual de entusiasta.

Sabía que ella era uno de los motivos por los cuales disfrutaba tanto asistir a la iglesia. Aunque sus sentimientos hacia ella no estaban del todo claros, le gustaba su compañía. Jenna, con su energía contagiosa, parecía iluminar los días más grises de Taehyung.

Mientras organizaba los materiales, notó a un joven desconocido en la parte trasera de la sala. Tenía el cabello dorado y unos ojos profundos que destacaban entre los demás. Había algo en él que le resultaba familiar, aunque no lograba recordar de dónde. Cuando se acercó para repartir los materiales, el joven lo observó fijamente, con una intensidad que hizo que Taehyung se sintiera descubierto.

—¿Eres nuevo? —preguntó Taehyung, tratando de sonar amable.

—Sí... Soy Jungkook.

—Bienvenido, Jungkook. Hoy trabajaremos con estos materiales, ¿de acuerdo? —dijo, tratando de sonar relajado mientras le entregaba un par de lápices y algunas cartulinas.

—Gracias. —Jungkook tomó los materiales y, sin dejar de mirarlo, añadió—: Tus ojos son... hermosos.

Taehyung se quedó en silencio, sorprendido por la intensidad en la mirada de Jungkook. Nadie le había dicho algo así, y mucho menos de esa manera. El calor subió a sus mejillas antes de que pudiera controlarlo.

—Gracias... Jungkook, ¿verdad? —respondió, intentando mantener su voz firme, aunque algo en ese simple comentario lo había descolocado.

Hoseok, un joven de la clase, se acercó a Jungkook y lo saludó efusivamente, lo cual dio a Taehyung la excusa perfecta para alejarse. Mientras regresaba al frente, no podía dejar de pensar en esa mirada y en las palabras de Jungkook. Nunca alguien había despertado en él tanta curiosidad con tan poco.

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La clase continuó con normalidad, pero Taehyung sentía la presencia de Jungkook, como si cada movimiento de aquel chico en el fondo de la sala le dejara una huella. Al final de la clase, cuando estaba guardando sus cosas, miró a Jungkook de reojo. Aquel extraño con ojos como la miel parecía fuera de lugar y, sin embargo, encajaba de una manera que le resultaba intrigante.

¿Qué estaba ocurriendo con él? Y lo más importante... ¿quién era realmente Jeon Jungkook?


Hola! Volví, tengo que contarles todo lo que ha pasado en mi vida pero por ahora he vuelto a finalizar y editar esta historia, los amo!!!!

No puedo creer que esté presentándoles esta historia; ¡Qué emoción!

Voy a contarles algunos datos sobre ella, Primero es muy importante para mí así que espero que les guste. Segundo quiero decirles que el objetivo de esta historia no es ofender o dejar en mal la religión o a sus practicantes, simplemente la historia sucede dentro de ese contexto y aunque en esta historia hay homofobia, discriminación, abuso, entre otras cosas negativas; no quiere decir que es una generalización de comportamientos de la religión porque aquí su servidor también es parte de ella (lo sé lo sé es muy loco jaja). Tercero es que estaré subiendo capítulos bastante seguidos porque tengo tiempo libre así que espero que me acompañen en esta aventura. Les amo. Besos donde quieran...

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