-Universo Azul- Capítulo 13

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*En la iglesia*

—Como les comentaba, hermanos amados, es de suma importancia cuidar a nuestros jóvenes. La juventud actual está altamente dañada por las influencias del enemigo. El diablo viene como león rugiente con pecado abundante contra nuestros hijos e hijas. Recordemos lo que dice la Palabra:

"Si un hombre tiene relaciones sexuales con otro hombre, serán abominación; los dos serán condenados a muerte." —(Levítico 20:13, TLA)

—¿Comprenden lo que nos dice el Señor con esto? ¡Abominación! ¡Dios aborrece el homosexualismo! —exclamó el pastor, alzando la voz—. Jóvenes presentes, ¡cuídense del pecado!

Taehyung escuchaba, sintiendo cómo cada palabra lo golpeaba con fuerza. "¿Por qué ahora todas las prédicas son sobre eso? ¿Será que Dios quiere hacerme sentir peor de lo que ya me siento?" pensaba. Había asistido a la iglesia buscando alivio y consuelo, pero lo que encontraba eran más motivos para cuestionarse y sentirse abrumado. Tras noches casi sin dormir, sentía el cansancio en cada fibra de su cuerpo y una tristeza profunda en su corazón, pero sabía que no podía faltar a la iglesia; sus padres jamás lo permitirían. Otra razón era por la llegada de Jungkook de vuelta a Corea.

Incapaz de concentrarse en las palabras del pastor, Taehyung desvió la mirada, tratando de encontrar algo que le ayudara a desconectar. Al voltear, se encontró con la figura de Jungkook, también cansado y somnoliento, pero muy atractivo. Ambos compartieron una mirada que los hizo sonrojarse al instante. Sin embargo, esa breve conexión no pasó desapercibida para Jenna, quien observaba a ambos desde unas bancas de distancia. "Son muy raros," pensó con desdén.

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El culto concluyó y la congregación comenzó a dispersarse. Como era costumbre, los padres de Taehyung se quedaron un poco más, saludando a los feligreses que se les acercaban. Con una sonrisa diplomática, Taehyung acompañaba a sus padres, siendo amable con todos, incluso con aquellos que apenas conocía.

Entre la multitud, notó que Jungkook y su madre, Nary, también se acercaban a sus padres. Su corazón se aceleró con una mezcla de ansiedad y miedo. "¿Qué está pasando? ¿Por qué se están acercando?" pensó, sintiendo cómo el nerviosismo lo invadía.

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—Jungkook, deja de dormitar —le susurró Nary con severidad—. Quiero que prestes mucha atención al mensaje del pastor. Hoy habló para ti —dijo en tono mordaz.

—No creo que el mensaje haya sido para mí, madre. Tal vez era para ti —replicó Jungkook, mirándola con frustración—. Quizás Dios te está diciendo que no es mi culpa ser como soy —murmuró, sabiendo que aún debía ocultar su verdadera naturaleza.

Ignorando el comentario, Nary continuó caminando hasta detenerse frente a los Kim, ella quería ver como seguía el comportamiento de su hijo.

—¡Nary! Qué sorpresa verte después de tanto tiempo. ¿Cómo has estado? —preguntó la madre de Taehyung con una sonrisa.

—Gracias a Dios, bien. Quería saludarlos, ya que nuestros hijos son tan amigos, pensé que nosotras también podríamos acercarnos un poco —respondió Nary, manteniendo la compostura.

Ambas madres comenzaron a hablar en un tono formal, casi diplomático. Sin embargo, la conversación estaba cargada de tensión. Entre miradas rápidas, Jungkook le susurró a Taehyung que salieran un momento del templo. Aunque a Taehyung le incomodaba romper las reglas, decidió seguir a Jungkook al ver que sus padres estaban entretenidos.

Salieron del templo y caminaron hasta una fuente cercana, que a esa hora estaba desierta. Tomaron asiento en silencio.

—Lamento lo de mi madre —Jungkook, mirando al suelo, claramente incómodo—. No sé qué está tramando.

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