Capítulo 4: primer hogar

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Despierto con sutileza en mi habitación de casa de los abuelos. Esta noche he dormido bien. Me levanto de la cama y compruebo que sigo con la misma ropa mudada que llevaba el día de que fuimos a comer con los abuelos. Abro mi cajón y cojo ropa, un chandal largo, es amplio por arriba pero apretado por abajo. Me quito la camiseta para ponerme otra y veo que estoy sucio, me vuelvo a quitar los pantalones y toda la ropa y me pongo en la ducha de mi habitación. Me cae el agua por encima y me quedo como en un trance.
Al cavo de media hora salgo de la ducha, me seco y me vuelvo a poner esos pantalones, entonces cojo una camiseta que está hundida al final del cajón, es toda negra de manga corta, tiene unas rallas blancas en las mangas y un 23 dibujado en el medio, el escote de la camiseta es en forma puntiaguda. Me la pingo i me siento mejor. No me gusta ir apretado.
Bajo las escaleras de caracol que conducen a un ancho pasadizo que termina en el salón. Oigo voces en el salón y me dirijo a el, están papá, Rick y Alan de pie frente a la chimenea ablando. Cuando me ven entrar se giran, entonces siguen ablando. Oigo que comentan que la valla del patio no aguantará y que los muertos acabaran saltando los muros. Alan aporta que podría poner un cable como los de las prisiones en muro y en la valla. Oigo que Rick comenta que tendríamos que poner palos puntiagudos en los muros y en la valla y también dice que deberíamos tener mas aliados para poder vigilar mejor la zona y tener mas gente en caso de que hayan problemas. Papá no dice nada, solo escucha pensativo. Entonces empieza a hablar:
- Debemos proteger este lugar con cables y palos puntiagudos y con gente, es decir, que necesitamos gente primero para que nos ayude a hacer este lugar impenetrable. - Dice con seriamente.
- Y entonces a que esperamos! - Interviene Alan.
- Tú conoces a alguien que nos pueda ayudar con eso, que siga aún con vida?! - Le grita Rick.
- No... - Se disculpa Alan.
- Pero yo sí. - Interviene papá.
- Entonces a que estamos esperando? - Replica Rick.
- Quiero dejar este lugar seguro para mi hijo y mis suegros. - Le dice papá a Rick.
- Yo no me quedo aquí, quiero ir! - Intervengo.
- No! Tú te vas a quedar aquí con el abuelo, pero antes nos ayudaras a preparar este lugar!
A causa de tantos gritos mi madre y los abuelos bajan al salón. Entonces les explicamos lo que aremos. El abuelo dice que tiene palos de hierro puntiagudos en su arsenal, me parece extraño, es como si tuviera todo lo necesario para sobrevivir a esto, como si ya lo supiera.
Alan nos dice que necesita un generador y un alambre para electrocutar a los muertos que intenten entrar. Salimos por detrás de la casa, matamos a unos cuantos muertos y Alan le quita una batería, de un tamaño bastante grande, de un coche con las ventanas rotas. Entonces cojeemos un alambre del garaje de mis abuelos, es una bobina de 50 metros de alambre. Alan se había llevado unos cables del coche y a continuación los engancha en la batería y después al alambre.
Mi padre y yo lo desenrollamos por toda la parte superior del muro dandole vueltas de manera que queda como una gran espiral por encima del muro. Los muertos se van acercando pero Rick les dispara des del tejado. Llegamos a la parte de la puerta del patio y enrollamos el alambre por todos los barrotes de la puerta y también lo pasamos por encima en forma de espiral:
- Estás bien hijo? - Me pregunta mi padre tembloroso.
- Y por que no debería es estarlo? - Le respondo yo.
- Por culpa de esas bestias, es decir, de los muertos. - Responde el.
- Si papá, estoy bien.
El asiente y seguimos poniendo el alambre asta que llegamos donde está Alan:
- Perfecto ya habéis acabado, traedme eso. - Nos dice mientras extiende la mano hacia nosotros.
Le doy la punta del cable y el la recoge, engancha el cable que está puesto en la batería y lo encaja junto al alambre. Pulsa un botón, hace un ruido y se escucha como la electricidad core por todo el cable. Ya casi no quedan muertos en la puerta ya que se están electrocutando todos, me dirijo a la puerta i clavo flechas en la cabeza a toda cosa muerta que veo, al cavo de un minuto miro a mi alrededor y veo que estoy rodeado de muertos. Entre todos los apelotonamos todos dentro de una tienda vacía. Con las barras puntiagudas hacemos una especie de trincheras que situamos principalmente alrededor de la casa, también ponemos mochas en toda la calle y hacemos una barrera en el principio de la cual, mi padre me explica que así no podrán pasar dentro de la calle y mucho menos alrededor de nuestra casa.
Me doy cuenta de que todavía no he visto a los abuelos y tampoco al hombre que rescatamos ayer. Camino hacia la puerta de my casa y veo que están los abuelos ablando con ese hombre en la cocina. Me dirijo hacia ellos y mi abuelo se jira y me invita a sentarme:
- Hola chico! - Dice entusiasmado el abuelo.
- Resulta que el paquete que recogisteis ayer yo lo conozco. - Me cuenta.
El desconocido me mira fijamente.
- Y entonces es... - Replico yo.
- Es un hombre que conocí en la mili, es el mejor tirador que he visto en mi vida. - Comenta el abuelo.
- Tampoco soy tan bueno con el arma ee - Replica el hombre.
- Se llama Johan.
Johan estira la mano y yo asiento y se la cojo, es fuerte. Nos comenta que es bueno con el francotirador y que el podría ser nuestra torreta, pero que necesita una pequeña cabaña con un suelo plano encima del tejado. También nos comenta que tiene una armería donde guarda su francotirador y otras armas donde podríamos conseguir munición y otras cosas. Entonces sale mi papá de detrás mío:
- Y de donde sacaremos el carpintero para que nos ayude a montar la caseta en el tejado? - Replica papá.
- Yo conozco a un hombre que es carpintero y nos podría ayudar a montarla. - Dice Johan.
- Entonces mañana por la mañana yermos a tu armería y recogeremos a tu amigo, mañana planearemos la salida. - Lo dice muy seriamente.
Johan asiente.
Me voy a mi habitación y me dejo caer en mi cama. Duermo.

DIE TO REVIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora