06| Un chapuzón en la fuente bendita.

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06| Un chapuzón en la fuente bendita.

[La noche del reencuentro]

-¿Qué haces aquí Sean?

-¿Qué hago aquí? -suelta una risa amarga pasando el sueter por su cabeza antes de observarme como si esperara que la pregunta fuese una broma -. ¿No es obvio, Edén? Estoy aquí por ti, joder.

-Me refería a qué haces dentro de un programa de rehabilitación para drogadictos, Sean.

-No caí en las drogas, sabes que no me meto esas mierdas desde hace mucho tiempo -cruza sus brazos sobre su pecho. Me observa como si analizara cuidadosamente que hacer a continuación.

Acabamos de tener sexo y lo sentía más distante que nunca. Yo me sentía distante. O quizás solo me estaba obligando hacerlo. Tenerlo aquí delante, con la emoción de verlo después de dos meses disipada, con la mente más clara, contradictoriamente, me confundía.

-Supe que te habían enviado aquí y mentí para unirme al programa. Hice una donación haciéndome pasar por mis padres y listo -informa.

-Si descubriste eso estoy segura de que sabes que me voy a casar.

-¿Eso es un problema? No me lo pareció hace un momento.

-Estas siendo un maldito idiota -me escuecen los ojos. Me siento demasiado sensible, sin fuerzas para aguantar las ganas de llorar que me invaden, así que me muevo en dirección a las escaleras de caracol para marcharme. Pero él bloquea mi paso soltando una sonora exhalación en tanto coloca sus manos sobre mis hombros delicadamente.

-Lo siento. De verdad, lo siento -despeina aún más su cabello de dos colores con frustración -. Es que desapareciste un día y después de una semana apareciste para decirme que se acababa lo de nosotros, que era imposble. Cinco minutos, Edén. Mandaste meses a la mierda en cinco putos minutos sin explicación. Y ahora estas comprometida.

-No entiendes nada -niego con la cabeza atravesando la estancia en dirección a la pequeña y redonda ventana.

-Tienes razón. No entiendo por qué terminamos, ni por qué te vas a casar con otro de pronto ¿Tobías no era tu amigo-ex con el que no eras compatible? Si fueses tan amable de explicarme.

-No.

-¿No? -Sean se veía muy confuso.

¿De qué serviría que le explicara? De nada.

Le diría que todo esto se trataba de una cosa tan insignificante para el como perder la virginidad. Le informaría que me caso con Tobías por obligación, y estoy aquí esperando la boda. También que cuando lo terminé mi hermana me observaba a lo lejos, y por ella fueron solo cinco minutos. Tenía que irme. Órdenes de mis padres. Los peores cinco minutos de mi vida. Le confesaría que lo quiero muchísimo y que querría estar con él en esta y en otras vidas. Pero seguiría sin servir de nada.

Al fin y al cabo ya yo había tomado mi decisión. Había elegido a mí familia antes que a él. Había puesto el interés de mi familia por encima del mío. Y listo. Ya estaba bien con eso.

O casi.

-No te daré expliaciones porque no tiene sentido hacerlo. Lo mejor será que me vaya...

Qué me vaya antes de romper la promesa que le hice a mis padres por tí.

-¿Qué? Tienes que estar bromeando.

-No me sigas.

Y no lo hizo.

Quizás porque creía que yo necesitaba tiempo para entrar en razón. Tal vez porque lo necesitaba él.

La cuestión es que volví a mi habitación... y no dormí en toda noche.

Tú y Yo, Hasta Que La Muerte Nos Separe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora