Solo quedaban ellos tres con sus respectivos familiares en Camelot. Sin Olivia se les hacia difícil trasladarse al sur o a cualquier otro sitio.
Arabella trataba de concentrarse para poder abrir un portal. Pero en ese momento no sentía temor, presión o pasión que la impulsará a usar esa clase de magia.
Estaba desconcentrada a causa de una discusión momentos atrás. Su mente no la acompañaba en el presente, divagaba por el reciente pasado. Aún sentía cada palabra punzar en su corazón. Uno que se desmoronaba.
Agitó la cabeza, y continuó intentándolo.
Galaga ya se había gastado todos chistes respecto a despertarle algunas pasiones. Mientras que Hisirdoux se mantenía distante porque sabía que eso era una mala idea.
—Ninguno ayuda.— se quejó Arabella.—Por su culpa es que el mundo se va a terminar.
Gruñó, y dio un golpe al suelo con su bota, provocando una oleada de magia rosa. Los dos magos la vieron enfurecer.
—Debes calmarte.— pidió Hisirdoux.
Ahora no solo estaba triste, sino enojada, haciendo que su magia funcionara de forma distinta.
Dio unos pasos hacia ella, pero está lo vio y se detuvo. Alzó una mano a su costado, y de esta brotó un portal.
—Bien hecho.— felicito sarcástico Galaga.
—Entren antes que me arrepienta de esto.— gruñó Arabella.
En silencio, uno por uno fueron pasando. Arabella quedo al último. Dio un último vistazo al salón del castillo y dio un paso al frente con el portal cerrando a su espalda.
Llegaron a un sitio faltó de luz. Arabella termino de rodilla en el suelo jadeando del cansancio. Hacer portales como su madre le consumía tanto magia como energía física. Hisirdoux se acercó a ayudarle pero está se zafó del agarré.
—¿Dónde estamos?— pregunto Galaga al sentir la tensión.
—No, no lo sé.— respondió Arabella.
—Grandioso.— se cruzó de brazos.
Arabella rodó los ojos, tomo su mochila y comenzó a caminar. Pero una voz hizo que se detuviera. Al girar en busca de su dueña, en una esquina, cerca de una escalera, noto a alguien más.
—Estan en una terminal de omnibus.— dijo la desconocida.
Pronto noto que a su alrededor había bullicio. Era como si en ese momento una burbuja se hubiese reventado dando paso a la realidad. Estaban en lo que era una planta baja.
—Genial, pero ¿Qué país?— pregunto Hisirdoux.—Tu inglés es raro, sin ofender.
La muchacha salió de su esquina, y los tres la vieron con claridad. Traía cara de agotada, y el cabello castaño atado en un rodete que se iba desarmando.
—Córdoba, Argentina.— respondió.—¿De dónde son?
Galaga se acercó a ella, y le sonrió haciendo que está se cruzará de brazos.
—De todos lados lindura.— respondió.
—Bue.— bufó.—¿Me imagino que buscan algo, o alguien, cierto?
Dudaron un poco si debían responder. Todo en ella indicaba que era una chica común y corriente. Hasta que uno de los tres noto que está traía un extraño collar. Lo había visto en otra parte, al menos Galaga lo noto tiempo atrás en Olivia.
—Eres una mensajera.— dijo tratando de no sonar tan sorprendido.
La muchacha asintió, y saco su collar para activar su vara. Por detrás surgió un gato gris moteado, que hizo que los demás familiares se hiciera hacia atrás, incluida White.
ESTÁS LEYENDO
Destinados. [Tales Of Arcadia, Au. Douxie X Oc]
Fantasy✨Saga Destinados, libro 2✨ La oscuridad era su nuevo hogar. Allí esperaba con calma que todo un día llegará a su fin. Pero el destino tenía otros planes para ella. Tratando, una vez más, de dejar su pasado atrás, ayudara a que el mundo no sea dest...