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La mañana empezó demasiada fría, incluso teniendo dos cobijas cubriendome aún sentía el frío, pronto caí en cuenta que hoy era el día, me levanté rápido, quedando sentada en la cama gire mi cabeza hacía mi armario, en la puerta de este colgaba la ropa que usaría hoy, me levanté para iniciar mi rutina diaria, sentía nervios al repasar lo que le diría a Finney, no sabia si iba a corresponder mis sentimientos pero aun así quería que el lo supiera. Al terminar de arreglarme me miré al espejo, estaba demasiado linda, me sentía linda.

Baje las escaleras con rapidez para llegar hacia el asiento donde se encontraba mi padre desayunando y lo abracé con fuerza.

Hey cielo, a que se debe que estas con tantas energías.-me pregunto este mientras me servía unos waffles.

Solo amanecí con mucha motivación padre.- dije iniciando a comer, no me sentía del todo cómoda al tratar de decirle que me gustaba un chico, no sabia como iba a reaccionar, pero aun asi debía saberlo.

¿Y se puede saber a que se debe?.- me miró fijamente con una sonrisa.

Bueno, es sobre un chico que me gusta.-pare de comer para ver su reacción, su sonrisa fue desapareciendo lentamente y siguió comiendo, pero de un momento a otro su sonrisa volvió a aparecer.

Bueno, me alegra que eso te de motivación, deberías presentarmelo.- volvió a mirarme y acarició mi mejilla.

Bueno, es que aún no somos nada, así que aja.- le di una sonrisa nerviosa y me pare para dejar mi plato en el fregadero.

Bueno, podrías decirme su nombre al menos.-se levantó de la mesa para luego imitar mi acción.

Lo haría, pero se hace tarde así que vamos al auto padre.-caminé hacia la sala y tomé mi mochila para después salir.

Al llegar a la escuela empecé a caminar con los nervios a tope, no sabia como invitar a Finney a salir después de la escuela y más porque Robin haría alguna broma sobre que iremos a besarnos, aunque la verdad no me molestaría en absoluto. Una vez que entré a mi salón de clases pude visualizar a ambos en sus respectivos asientos, unas enormes sonrisas se formaban en sus rostros, quede embobada durante unos segundos admirando la cara feliz de Finney, me gustaba cuando sus ojos se hacían pequeños al reír, empecé a caminar hacia ellos y los saludé.

Hola chicos, ¿a que se debe tanta felicidad?- ambos me devolvieron el saludo, Finney de una manera tímida.

Hablábamos de el capítulo de ayer, del programa de las 5 de la tarde, realmente fue gracioso.-Robin aún seguía limpiando unas pequeñas lágrimas, producto de tanto reír.

¿Cómo dormiste, Cristy?-La voz de Finney se escuchaba un tanto temblorosa, amaba escucharlo nervioso.

Muy bien la verdad, aunque sentía demasiado frío en los pies, tuve que prender la calefacción.- me senté y quite la bufanda que tenia en el cuello.

Sabes, Finney tiene mucho frío en el cuello.-Robin tenía una sonrisa burlona, la expresión de Finney era de odio/pena, realmente Robin no desaprovechaba ningún momento para hacer sonrojar a Finney de la vergüenza.

Tomé la bufanda y me acerque a Finney, envolviendo esta en su cuello, nuestros ojos conectaron durante unos instantes, puedo jurar que un brillo hermoso de apoderó de ellos. El maestro no tardo en llegar y comenzamos con las clases, de vez en cuando volteaba a preguntarle a Finney sobre algunas respuestas, cuando en realidad solo quería verlo con mi bufanda puesta, me sentía feliz en ese momento, hasta que sentí una mirada pesada sobre mi, era Donna quien me miraba con una expresión triste, se que había dicho que no me iba a importar el hecho de que Donna también gustaba de Finney, pero aun asi me sentía culpable en cierta parte.

Las clases habían llegado a su fin, era momento de ir a nuestras casas, antes de salir del salón, Finney me devolvió la bufanda agradeciendome por prestarsela, era el momento perfecto para preguntarle sobre la cita.

Finney, ¿hoy estas ocupado?- El termino de guardar sus cosas en su mochila para después verme.

No del todo, ¿porqué?.-Me dio una sonrisa nerviosa.

Quería invitarte a salir... a comer algo o a tomar un helado.-Temerosa de la respuesta que me daría solo pude cruzar los dedos mentalmente.

Claro, ¿te parece si nos vemos a las 4 en Ellison?.- su cara se había tornado rosada de la pena.

Me parece perfecto, te veo ahí entonces.-le di una sonrisa dulce, todo el miedo que había tenido al pedirle una cita había desaparecido, en mi cabeza solo pensaba en pasarla bien con Finney, el chico que me gusta.

Cada quien tomó rumbos diferentes para llegar a casa, por mi parte iba sola, aunque había unos cuantos chicos que tomaban la misma ruta pero no los conocía, al llegar a casa pude ver a un chico enrollando periódicos junto a su perro, supongo que era el repartidor, me acerque a él dispuesta a ayudarlo.

Son muchos periódicos, ¿quieres una mano?.-El chico volteo asustado haciendo que su perro empezará a ladrar.

Perdón, me tomaste por sorpresa.-Contestó nervioso mientras acariciaba a su perro, haciendo que este dejará de ladrar.

Perdón, déjame ayudarte, soy Cristy por cierto.- tomé unos cuantos periódicos y empecé a enrollarlos.

Soy Billy, gracias por ayudarme Cristy.- me dio una sonrisa a medias.

No hay de que, tu perro es muy lindo.- Tomé los periódicos que estaban listos y los puse en la canasta de su bicicleta.

Gracias, me acompaña a todas partes, es mi compañero de trabajo.-Sus ojos se dirigieron a su perro, demostraba con la mirada que era más que una mascota.

Bueno, ya son todos, ten un buen día Billy.- me pare y me dirigi a la puerta de mi casa, no sin antes despedirme de Billy con la mano mientras esté seguía con su trabajo.

Entre a casa para admirar como mi padre leía el periódico en la sala, lo saludé y me dirigi a la cocina para empezar a comer, sentía un ambiente raro en la casa, como si algo o alguien me observará...

Call me (Finney Blake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora