"Es una promesa, querido Park. Seremos adultos y luego viejitos y moriremos juntos. No tendré esposa hasta que tú lo tengas."
Park Jimin solo quería que su hyung estuviera a su lado y lo amara en una sociedad que lo juzgaba; pero Jungkook se enfocó...
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Mayo del 2007; Suyeong-dong, Busán, Corea del Sur.
Jungkook ya estaba acostado en su cama, pero el ruido de un toqueteo intenso en la puerta de su casa lo hizo levantarse. Se colocó las pantuflas, un abrigo de lana y salió de su habitación, notando que la puerta del dormitorio de sus padres seguía sellada.
Al abrir la entrada se encontró a un niño con el rostro empapado en lágrimas y un tierno puchero.
Era unos centímetros más pequeño que Jeon Jungkook.
-Jimin, ¿qué pasó?
-Mis... mis papás están... están gritando otra vez...
Un gemido fue expulsado de los labios del menor, algo que al contrario le rompió el corazón.
Jimin era tan pequeño que sentía la necesidad de protegerlo. Era su vecino, pero también su mejor amigo. Y siempre había tenido problemas familiares, padres que discutían muy a menudo, lo que provocaba que él estuviera en muchas ocasiones en la casa de los Jeon, mientras sus progenitores se destruían.
-Mis papás están durmiendo. Les diré que-
-N-no, no. Hyung, no les diga a ellos. Me llevarán de vuelta... a casa y me castigarán por... venir aquí.
Sin darse cuenta, el pequeño se había aferrado a la manga del abrigo de su amigo. Ambos se observaron unos segundos, Jungkook resopló y le respondió:
-Pasa.
Le dio la mano y juntos se dirigieron al jardín interior, cruzando la sala y la cocina y abriendo la puerta mosquitera.
-Siéntate ahí. Te traeré un poco de agua.
Jimin obedeció tomando asiento en las pequeñas gradas que terminaban en el pastizal. Todo el perímetro estaba adornado con preciosas flores de todo tipo, que se unían por completo al otro extremo, frente a Jimin, en un invernadero casero que habían abandonado años atrás y que se convirtió en el mejor lugar de juegos del par de muchachos.
-Toma Jimin -dijo, Jungkook, apareciendo detrás del niño y extendiéndole un vaso de agua.
-Gracias, hyung -Mencionó, el menor, en un tono de voz dulce y ya más calmado. Recibió el vaso y lo bebió de inmediato.
Jungkook se acomodó a su lado y le dio permiso para que pudiera expresarse, que le contara qué había sucedido para que sus padres explotaran nuevamente.
-Solo escuchaba sus gritos. No... no sé por qué estaban peleando, pero... me despertaron. Ya no pude dormir. Escuché mucho ruido y me asusté. Por eso salí por la puerta trasera y lo busqué...
Jimin le sonrió extendiendo sus ojos, lo que le obstaculizaba la visión. Una característica de Jimin que se le hacía adorable a Jungkook era ese gesto; que sus ojos se volvieran dos finas líneas cuando una sonrisa se formaba en su cara.
