"Es una promesa, querido Park. Seremos adultos y luego viejitos y moriremos juntos. No tendré esposa hasta que tú lo tengas."
Park Jimin solo quería que su hyung estuviera a su lado y lo amara en una sociedad que lo juzgaba; pero Jungkook se enfocó...
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Inmediatamente después de ver aquella espantosa escena, Jungkook corrió hacia su padre, siendo detenido por un policía antes que llegara a su cuerpo.
-¡Jungkook! -Clamó, el señor Jeon, extendiendo su mano débilmente hacia su hijo.
El chico estaba demasiado atemorizado para siquiera tomarla y porque también estaba siendo bloqueado por aquel sujeto de traje negro.
-Pa-pá...
Finalmente el pequeño Jeon recobró las energías e intentó zafarse del agarre del oficial, pero este lo mantenía a distancia. Incluso así, ya era tarde. Su padre había ingresado a la otra ambulancia y se habían cerrado las puertas de ambos coches.
Jungkook pensó: "Si ahí está mi padre..., la otra persona era... mi madre".
-¡Mamá!
-Niño, tu papá estará bien. Tranquilízate.
Pero, ¿cómo iba a decirle a un jovencito de quince años que tuviera fuerzas para afrontar un golpe tan duro?
Al ver que los coches blancos emprendieron camino con el ruido de las sirenas rompiendo sus tímpanos, todo se derrumbó dentro de Jeon.
Se detuvo. Ya no era necesario gritar ni patalear. Ya se los habían llevado.
Lo peor fue recordar como un flash el rostro ensangrentado de su padre.
-Jungkook... -Esa vocecita dulce y paciente llegó a sus oídos para despertarlo de la pesadilla que estaba viviendo.
No se había dado cuenta que Jimin había tomado su mano.
El policía se alejó para darle un momento a solas con el que parecía ser su amigo.
Park tenía los ojos enlagunados; y sin aviso Jeon también los tenía así.
El menor se lanzó a los brazos de su amigo, sosteniendo su cuerpo contra el suyo, en lo que el pelinegro se dejaba caer sobre el hombro del contrario.
-Estaremos juntos en esto. Estaré contigo siempre, Jungkook.
Por primera vez se había dirigido hacia su hyung con más confianza como para decirle "contigo" y no "con usted". Él ya no necesitaba a un niño indefenso. Él necesitaba a un cerco protector, una valla indestructible, un bastón de hierro de donde sostenerse.
Y eso era lo que Park Jimin pretendía ser para Jungkook. Su refugio.
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