"Es una promesa, querido Park. Seremos adultos y luego viejitos y moriremos juntos. No tendré esposa hasta que tú lo tengas."
Park Jimin solo quería que su hyung estuviera a su lado y lo amara en una sociedad que lo juzgaba; pero Jungkook se enfocó...
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Esa madrugada Jimin abrió los ojos y vio que no estaba en la playa y que esa no era su habitación; por lo que al analizar las cosas que había a su alrededor, tropezó con el cuerpo adormilado de su hyung, Jungkook.
Enderezó la mandíbula y salió de la cama con mucha delicadeza para no despertar al chico de cabello gris. Lo miró con tristeza al ver que tenía los ojos cerrados, lo rodeaba una especie de círculo rojo y una hinchazón propia del llanto.
Antes de salir de su casa, se acercó al rostro de Jungkook, el cual reposaba sobre la almohadilla para dormir que usaba siempre. Estaba sentado en su silla giratoria.
Se puso a su altura y tomó delicadamente sus mejillas para plantar un corto beso sobre sus labios. El mayor se removió y el pelirrosa se apresuró a despedirse con un susurro.
-Pronto nos veremos, Kookie.
No le había gustado que lo sacaran del lugar en el que había encontrado finalmente paz. Así que se preparaba a altas horas de la mañana, para ir de excursión.
Salió del hogar de Jeon y se dirigió a su vivienda. Su madre no se había despertado al oír los ruidos de su presencia. Cuando estuvo en su dormitorio, eligió entre sus muchos papeles de colores, uno del color del sol. Ajustó su boli y empezó a escribir sobre la hoja limpia.
Al terminar, ya no podía con los sentimientos que se acumulaban en su pecho y eran expulsados por sus lagrimales.
No encendió su portátil para escribir. Solo le pegó una pequeña nota encima de la pantalla negra.
"Para Jungkook 🖤"
Con un pequeño corazón que rellenó con tinta negra. Un color que definía sus sentimientos, su vida y sus ganas de vivirla.
Dio una última mirada a todas sus pertenencias, deteniéndose en la cama. Si cerraba los ojos, juraba que podía verse sobre ella con Jungkook, besándose como aquella vez; acariciando su piel; escuchando sus jadeos y sintiendo sus suaves movimientos.
Las nubes que ocultaban la luna y el ambiente cargado de oscuridad se había asentado sobre Park Jimin.
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