El Asesino

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La lluvia caía pesada contra el techo de hojalata de la fábrica.

Era una noche fría y oscura.

Las lámparas afuera parpadeaban cada pocos segundos, sumergiendo la fábrica en la oscuridad antes de encenderse de nuevo.

James Potter estaba en cuclillas detrás de una mesa volcada, tenía su varita agarrada tan fuertemente que sus nudillos se pusieron blancos. Podía ver a Sirius un par de metros frente a él, parado en las sombras, solo el blanco de sus ojos podía ser visto, brillando por la luz de la lámpara. Moody también estaba escondido, aunque James no podía verlo. Lincoln Allen se sentó en una silla en el centro de la habitación destrozada. James casi y sintió pena por el hombre. Si el corría podían capturarlo otra vez, si no lo hacía sería asesinado por el hijo de Voldemort. Las posibilidades definitivamente no estaban a su favor.

Allen se removió en su silla, su mano seguía picando su bolsillo donde habría estado su varita si James no la hubiera tenido en su bolsillo. La cara del hombre estaba pálida y demacrada, las bolsas debajo de sus ojos se hacían más promitentes con las sombras donde estaba sentado.

De repente, un destello de relámpago iluminó el cielo antes de desaparecer, las lámparas se fueron con este, dejando la fábrica en una completa oscuridad. James deseaba desesperadamente poder encender la punta de su varita, pero se dijo a su mismo que dejara de ser estúpido. Era un Auror no un niño de doce años, podía soportar la oscuridad.

James espero en silencio, truenos retumbando de vez en cuando. Pensó que podría escuchar las respiraciones de pánico de Allen. Ya no podía ver a Sirius y no tenía idea de donde estaba Moody. Alguien podía venir detrás de él y no tendría ni idea. Justo cuando pensó eso, las lámparas parpadearon y James casi gritó de miedo.

Una figura se paró frente a Allen.

Era alto y estaba encapuchado, con una máscara negra escondiendo sus rasgos. Desde donde estaba, James podía ver hombros anchos estirando su manto negro, sin duda, el resultado de un entrenamiento para ser un asesino. El cabello de la figura era negro y despeinado ingeniosamente, un tono más oscuro que el de Voldemort. Mantenía una varita suelta a su lado, aunque James podía ver la tensión en la que se mantenía, un resorte listo para soltarse en cualquier momento.

Allen chilló y se tambaleó hacia atrás en la silla, casi dándose la vuelta. La figura agarró el respaldo de la silla y tiró de ella hacia adelante, mirando los ojos de Allen mientras este retrocedía.

"Sabes quién soy, ¿verdad?" dijo él.

James abrió los ojos. La voz era tan joven, pero tan fría, tan implacable. La voz sonaba como la de Voldemort pero también era extrañamente familiar. Ese pensamiento se atascó en la parte posterior de la cabeza de James como una picazón que no podía rascar.

Ellos le habían dicho a Allen quien vendría por él antes de que se dividieran, entonces Allen sabía exactamente quién era su asesino.

"S-sí," tartamudeó Allen, aterrorizado, "Se q-quién eres."

"Bien, bien," canturreó el chico suavemente, haciendo a James temblar. "Dime, ¿quién soy?"

Allen jadeó de miedo cuando el chico caminó detrás de él.

"T-tú eres el hijo del Señor Tenebroso," susurro Allen.

El chico asintió, "Correcto. Y ¿sabes por qué estoy aquí?" siseó.

Allen trago saliva, "P-porque soy un-"

"Traidor," gruñó el chico, descendiendo sobre Allen como una serpiente.

Hijo de un LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora