Las buenas noticias de Tom Riddle

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La celda del ministerio era gris.

Los pisos eran grises, al igual que las paredes y los barrotes por los que Harry apenas podía pasar el brazo. El lugar olía a desesperanza e ira, así como al fuerte olor de los hechizos de limpieza, recientes. Había una pequeña cama pegada a la pared en el lado izquierdo de la celda, y Theo no se había movido de ella desde que se sentó, mirando el piso de cemento gris en silencio.

Harry estaba en la puerta, mirando a través de los barrotes con una sonrisa en su rostro. Su padre podría agitar su mano y los barrotes se convertirían en polvo, él podría agitar su mano y James Potter también podría convertirse en polvo. Un montón en el suelo para ser barrido debajo de una alfombra en alguna parte. Barrido en algún lugar para ser olvidado para siempre.

Le picaban las muñecas donde estaban las esposas. Cosas plateadas alrededor de cada una de sus muñecas como pulseras, excepto que las pulseras normales no suprimían tu magia. Podía sentir la ausencia de su magia cuanto más permanecieran en la celda. Toda la habitación se sentía vacía y empezaba a irritarlo. 

Theo no había expresado particularmente sus pensamientos desde que se cerró la puerta, ni siquiera cuando su propio padre le puso las esposas en las muñecas.

"Es sólo una precaución, Theo," había murmurado James, tomando el rostro de su hijo, bajando su mano rápidamente cuando Theo frunció el ceño y apartó su rostro.

"El juicio será pronto," había dicho James una vez que se cerró la puerta.

Harry sonrió, "Muchas gracias por hacérnoslo saber. Adiós." 

James lo fulminó con la mirada, "Estaba hablando con mi hijo, pequeño parásito." 

"Tan rápido para cambiar de opinión," dijo Harry, entrecerrando los ojos. 

"Debería haberte arrojado a Azkaban en el momento en que te encontramos." 

"¿Por qué arrojarme a Azkaban cuando podrías haberme matado?" preguntó Harry, "Espera, casi lo haces."

Las fosas nasales de James se ensancharon y apretó los puños. "Debería haber terminado lo que comencé."

"Por favor, ¿puedes simplemente irte?" dijo Theo, finalmente hablando.

Harry observó como James miraba a su hijo, apretando los labios antes de asentir una vez, girando sobre sus talones y alejándose rápidamente, sin mirar atrás.

Theo no había hablado desde entonces.


"Tenemos suerte de que no nos pusieron en los niveles bajos," dijo Harry con calma, sin mirar al niño, "Me imagino que las condiciones empeoran cuanto más bajas."

Nada.

Ni siquiera un gruñido de reconocimiento.

Harry suspiró y se dio vuelta, frunciendo el ceño cuando vio lágrimas goteando por la nariz de Theo hasta el suelo. Caminó hacia el niño y se agachó frente a él, la incomodidad se instaló en su pecho mientras se aclaraba la garganta.

"¿Theo?" 

El chico no levantó la vista. Otra lágrima cayó al suelo.

"Yo... me disculpo por meternos en esta uh- situación," dijo Harry lentamente, escogiendo sus palabras con más cuidado que nunca antes. "No quise que James se enterara, y definitivamente no quise que nos metieran en la cárcel, pero juro que en realidad es mejor de lo que parece-" 

Hijo de un LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora