Hijo de un Lord

El Expreso de Hogwarts

La historia de portada era ridícula por decir lo menos.

Harry era el primo perdido de James que había aparecido misteriosamente en el verano.

Cómico.

Nadie en su sano juicio lo creería. Pero Harry supuso que nadie en Hogwarts estaba ni cerca de tenerlo.

Los últimos días habían sido un infierno por decir lo menos. A Harry no lo habían dejado salir de su habitación desde que él y Theo tuvieron su encuentro. Se sentía vacío sin su varita, como si le estuviera faltando un brazo. Sus cuchillos también se habían ido y sin libros en su habitación, no había nada que hacer.

Había escuchado a los Potter discutiendo más de una vez. La voz aguda de Lily gritándole a James. Ella quería ver a Harry pero James estaba preocupado de que pudiera salir lastimada. Harry siempre se reía cuando James decía eso.

Harry no lastimaría a Lily, podrá ser un asesino pero no era para matar inocentes. Y además, si iba a matar a una persona en esa casa, sería a James. Porque aunque el hombre no había hecho nada especialmente, cielos, puso de los nervios a Harry.

Septiembre llegó pronto y Harry se dió cuenta de que podría haber estado dando por sentado las últimas semanas pacíficas.

Moody y James irrumpieron en su habitación al amanecer. Harry había estado despierto, por supuesto, nunca durmió en este lugar.

"Levántate, chico," dijo Moody, bruscamente.

Harry suspiro, "Si no me equivoco, el Expreso de Hogwarts sale a las once."

"Necesitamos llegar temprano," dijo James, "para perder la prisa."

Harry rió y se puso de pie, notando la forma en que la mano de Moody se movió hacia su varita. "Será mejor que nos vayamos entonces. Merlín prohíbe que nadie me vea, no es como si fuera a estar en Hogwarts todo el año."

James se movió incómodo, "Harry, por favor, trata de entender, todo lo que estamos haciendo es por tu propio bien."

Harry lo miró, "Si te preocupa mi bienestar, envíame de vuelta con mi padre."

Harry sonrió cuando James se estremeció ante la palabra, antes de apretar el puño.

"No volverás a ese- ese monstruo y eso es todo." James dijo con severidad, su voz temblando, "Irás a Hogwarts y estarás a salvo."

"¡Estaba a salvo antes!" exclamó Harry.

Moody realmente sacó su varita esta vez, apuntándola a Harry.

"Cuidado, chico," gruñó Moody. "Podrías haber estado a salvo pero las personas que estabas asesinando no lo estaban."

Harry levantó una ceja, "¿En serio?"

Moody gruñó y dió un paso adelante, detenido solo por James, quien puso una mano tensa en el brazo del hombre.

"Ya paren ustedes dos." dijo James, "Tenemos que irnos."

Y así, sin equipaje del que hablar, sin varita, sin ropa, Harry, Moody y James se aparecieron en la estación de King's Cross con un 'pop'.

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Como nunca había estado en la Plataforma nueve y tres cuartos antes, Harry pensó que se suponía que debía estar un poco emocionado.

Incorrecto.

Era demasiado tranquilo.

El sol acababa de empezar a salir y la plataforma estaba vacía. Harry debería estar acostumbrado al silencio. Era su vida después de todo. Escabulléndose tan silencioso como una sombra. Pero este vacío hablaba de algo peor por venir.