Memorias Del Oso 2

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¿A dóᥒdᥱ vᥲs?
No mᥱ dᥱjᥱs ᥲtrᥲ́s
¿Cómo tᥱ sιgo ᥲ tι?
Mᥙᥴho mᥲ́s ᥲᥣᥣᥲ́

"Yo estaba tan feliz, había logrado salir al mundo exterior, me sentía tan libre y animado

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"Yo estaba tan feliz, había logrado salir al mundo exterior, me sentía tan libre y animado."

"Me impresionó lo bien que logré sobrevivir allá afuera, cuando me quedé sin comida comencé a pescar salmones, cazar conejos y recolectar frutas y raíces. Si veía cazadores, ya fueran humanos o híbridos, me escondía perfectamente."

"Pensé que así sería mi vida hasta que encontré mi camino a Karmaland."

Rubén estaba caminando de vuelta a su refugio después de estar la tarde recolectando provisiones, ahora que el atardecer llegaba debía volver para cenar y dormir.

Estaba un poco intranquilo, extrañando un poco de su hogar, ¿Sería buena idea ir de vuelta a la cueva? ¿Su madre habrá regresado y lo está buscando?

— Rubén, deja pensar esas cosas— Se dijo a sí mismo, negando con la cabeza, está es su vida ahora.

Lejos de la cueva, lejos de Agatha, lejos de todo lo que alguna vez conoció.

— ¿Por qué me estoy poniendo nostálgico ahora?— Rubén gruñó.

Vivir en la naturaleza es divertido, tal vez no tenía cama, pero tenía libertad y eso es algo bueno, ¿No?

— ¡Basta de pensamientos intrusivos, carajo!— Gritó Rubén— ¿Esto acaso significa algo?—

Entonces algo capto los sentidos del oso, sus orejas escucharon el ruido extrañamente característico del fuego.

Rubén volteó hacia atrás de él y observó una bola de fuego azul flotar en el aire. El joven híbrido parpadeó un poco, no sé movió, solo se quedó de pie.

— ¿Un fuego fatuo?— Preguntó Rubén.

Él conocía los fuegos fatuos, tenían su propio apartado sobre fenómenos sobrenaturales. Los fuegos fatuos son espíritus que ayudan a los perdidos a encontrar el camino hacia su destino. Eran cosas sumamente raras de ver.

¿Pero qué hacía eso ahí?

— ¿Viniste por mí?— Preguntó Rubén señalándose a sí mismo, el fuego se movió un poco y se movió hacia la derecha— ¡Espera!—

Rubén empezó a caminar, siguiendo aquel fuego, lograba ver la luz azul que irradiaba el fuego, así que empezó a correr detrás de él.

— Estúpido fuego— Susurró Rubén mientras seguía siguiendo la luz flotante.

Rubén corrió más y dio un gran salto, esperando caer encima del fuego, pero este desapareció antes de poder siquiera tocarlo y el oso cayó repentinamente al suelo.

— Maldita sea— Se quejó el brujo mientras se levantaba. El fuego apareció nuevamente frente a él, y como si fuera un niño pequeño empezó a moverse nuevamente.

Cómo Un Cuento De HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora