Un Príncipe

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Thıs could be
The stαrt of somethın' neɯ
It feels so rıght
To be here ɯıth чou

— Nunca había venido por aquí— Quackity comentó mientras la balsa avanzaba por el estrecho camino

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— Nunca había venido por aquí— Quackity comentó mientras la balsa avanzaba por el estrecho camino.

— Ni yo, pero se ve muy tranquilo aquí— Comentó Fargan, mirando la espalda de su amigo— Y tú también luces demasiado tranquilo, ¿Está todo bien? ¿Qué te ha dicho tu tía?—

Quackity se quedó en silencio por unos segundos mientras movía el remo con lentitud.

— Ella me dijo que por mi edad ya debería casarme— Respondió Quackity.

— ¿¡Qué!? ¡Pero si apenas tienes 18 años!— Fargan dijo.

— Es lo que le dije, pero a ella no le importó, incluso ella ya tiene preparado el compromiso— Comentó el pato.

— ¿Y con quién piensa ella que te vas a casar?—

— Sara Manríquez—

— ¿Sara Manríquez? ¿Ella quiere que te cases con esa comadreja ladrona?— Preguntó Fargan— Todo mundo en la aldea sabe que a Sara le encanta robar en los huertos de las demás personas—

— Pero su familia aún tiene una buena posición en la aldea, y su casa es una de las más grandes de todo el prado— Quackity comentó sin dejar de remar.

— ¿Entonces crees que tu tía te quiere casar con Sara por cosas materiales?— Preguntó Fargan.

— Nuestra casa se está cayendo en pedazos, es obvio que el plan de mi tía es que yo me case con Sara y así irnos todos a vivir a su casa en la colina— Quackity respondió— No le encuentro otro motivo por el cual ella quiera que yo me case con Sara—

— Menuda mierda— Fargan suspiró frustrado— Tú no te quieres casar, ¿Verdad?—

— Por supuesto que no, Fargan— Quackity dijo en voz alta— Tengo muchas cosas que hacer aún, tengo aventuras que vivir, lugares que explorar, cosas nuevas que descubrir... No quiero estar atado a alguien, no quiero pasarme el resto de mi vida con alguien a quien no amo, viviendo una vida que no quiero vivir—

Quackity suspiró, mirando al agua, su ánimo había bajado mucho en poco tiempo.

— Solo quiero cumplir mi promesa a mamá— Comentó el joven híbrido en voz baja, dejando que la corriente llevará la balsa a dónde quisiera. Por fortuna aquel estrecho camino desembocó en uno más amplio.

Así que ambos estaban en una parte muy nueva del río, sin prestar mucha atención al entorno. Quackity volvió a sostener firmemente el remo, empezando a remar nuevamente.

Fargan comenzó a mirar a ambas orillas del río, descansando y disfrutando del corto paseo, hasta que vio un cartel mal puesto en la tierra.

— Cuidado con los híbridos— Leyó el búho y soltó una risita— ¿Por qué alguien pondría esa señal?—

Cómo Un Cuento De HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora