Un mundo donde existen los reyes, príncipes, princesas y vampiros, dónde para prosperar y obtener más poder se hacen pactos el más conveniente y popular es el matrimonio, por esta razón el príncipe Kakashi Hatake debe casarse con la princesa Rin Noh...
Las luciérnagas volaban por el bosque, de una manera que parecía que las estrellas habían bajado del cielo y más en esta noche cuando no había ni luna, solo una inmensidad llena de lucecitas parpadeantes, mientras en un pequeño sendero, sobre un caballo cabalgaban dos hombres, el castaño quien vestía con su armadura se veía extremadamente feliz, mientras que el peliplata quien se cubría con una capucha para ocultar sus rasgos reales, iba un poco pensativo, llegaron hasta una pequeña meseta, el castaño fue el primero en bajarse, luego le ayudó al peliplata.
— Espero haya disfrutado del viaje, su majestad .
— Por supuesto Tenzou, pero no me digas así, sabes que no me gusta. —Contestó sentándose en el césped.— Además estamos solos...
— Lo siento su maj... Digo Kakashi. —Se corrigió y se sentó al lado del peliplata quien inmediatamente se recostó en su hombro.— El paisaje es hermoso, desde aquí podemos ver el castillo. —Dijo con un peculiar brillo en los ojos.
— Si... —Respondió Kakashi pero su mirada se dirigió a un lugar diferente, el cementerio, luego el tenebroso bosque que lo rodeaba y la gran montaña que estaba a unos kilómetros del cementerio, era tan grande que parecía que se conectaba con el cielo, habían tantas leyendas sobre ese lugar, nunca debes ir después del cementerio porque hay monstruos, criaturas horribles que solo quieren devorarte.— Oye, ¿que dices si vamos a los límites del cementerio?
— Pero su majestad, eso es peligroso. —Dijo asombrado.
— Maa son solo cuentos. —Contestó el peliplata, luego se acomodó en el regazo del caballero.— No tienes porque tener miedo, yo te cuidaré. —Mencionó para después besar los labios del castaño.
— No tengo miedo, además soy yo quien debe protegerlo. —Dijo mientras colocó sus manos en la cintura del peliplata, empezó a besarle el cuello.
El peliplata inclinó su cabeza hacia un lado dándole más espacio al castaño, se mordió los labios, luego soltó algunos suspiros, las manos que estaban en su cintura bajaron hasta sus muslos, soltó un gemido de placer, le gustaba escaparse con su vasallo, sabía que lo que hacían era incorrecto, no solo porque ambos eran hombres, sino también porque él era el futuro rey y el castaño era un vasallo al servicio del rey, designado a proteger al príncipe, pero el peliplata no podía evitarlo, le gustaba como este lo hacía sentir, era su medio de escape.
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Kakashi empezó a sentir como el calor subía a su cuerpo, las manos de Tenzou empezaron a deslizarse bajo su camisa, en eso observó algo curioso en un árbol un par de luciérnagas color carmesí, bueno eso creía al inicio, pero se mantenían fijas en un solo lugar, ya no podía concentrarse en los besos y caricias del castaño, aquello era muy extraño, parpadeó al darse cuenta que no eran luciérnagas sino un par de ojos.
— ¡Alguien nos está observando! —Dijo empujando a Tenzou.
El castaño se puso inmediatamente de pie y sacó su espada, pero ya no había nadie en el árbol solo un par de brillantes luciérnagas.
