Un mundo donde existen los reyes, príncipes, princesas y vampiros, dónde para prosperar y obtener más poder se hacen pactos el más conveniente y popular es el matrimonio, por esta razón el príncipe Kakashi Hatake debe casarse con la princesa Rin Noh...
Hace más de una semana Obito había visto a Kakashi, pensó que este lo buscaría y no lo hizo, así que decidió ir al castillo, al llegar se dirigió a la habitación del príncipe, quien estaba probándose el traje que usaría para su boda, dos muchachas le ayudaban junto a un hombre que observaba detenidamente.
— Aún necesita unos arreglos. —Pronunció el caballero.
— Yo lo veo bien. —Dijo Kakashi mirando hacia el espejo, el hombre se acercó en silencio y removió un poco las hombreras de color dorado.
— Traeré unas hombreras más grandes, dignas de un príncipe, niñas vengan conmigo.
Las muchachas lo siguieron en silencio, Kakashi solo dio un suspiro y se siguió viendo en el espejo, en su semblante se notaba la tristeza.
— Obito... —Murmuró, se arrepentía de no ir a buscar al azabache pero no quería poner su vida en riesgo, si su padre se enteraba podría condenar al Uchiha a muerte, por eso debía casarse con Rin, después buscaría a Obito.
Cuando el modista volvió junto a las dos muchachas, Obito decidió recorrer el castillo, no quería seguir viendo cómo Kakashi se arreglaba para la princesa, que por cierto le extrañó no verla, al escuchar unas voces abrió una puerta y se escondió, por la rendija de la puerta pudo ver a dos criadas.
— Yo ya quiero ver el vestido de la princesa. —Dijo una de ellas dando un suspiro.
— Seguramente se verá hermosa... —Contestó la otra.
— Así es, dicen que su vestido lo hizo una de las mejores sastras del Norte.
— Cierto, me pregunto cuándo regresará.
— Según escuché el rey le dijo al príncipe que volvía hoy, sus padres la acompañaron pero esta noche estarán de regreso y traerán el vestido.
— No deberías escuchar pláticas ajenas. —Reprendió la otra.
— Fue sin querer, además tú también escuchas las pláticas del príncipe y su aman... —La otra la muchacha le tapó la boca.
— No repitas eso y ya te dije que esa relación terminó, el príncipe se molestó porque Sir Tenzou no le ayudó a impedir que se casara con la princesa Nohara.
— Yo aún no puedo creer, que alguien tan hermoso como el príncipe Hatake tenga esos gustos...
Las muchachas siguieron charlando mientras se alejaban, Obito sonrió y salió por la ventana, subió hasta los tejados, observando hacia el Norte.
— Que triste sería, que ese carruaje pierda unas cuantas ruedas y salga del camino.
Los colmillos sobresalieron en la boca del vampiro azabache, sus ojos se tornaron carmesí, saltó de un tejado a otro hasta que estuvo fuera del reino, luego corrió sobre los árboles al lado del camino que se dirigía al norte.
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