Un mundo donde existen los reyes, príncipes, princesas y vampiros, dónde para prosperar y obtener más poder se hacen pactos el más conveniente y popular es el matrimonio, por esta razón el príncipe Kakashi Hatake debe casarse con la princesa Rin Noh...
En el comedor principal estaba el rey junto a sus invitados, charlaban sobre su próximo tratado, el príncipe solo movía el tenedor en el plato, dirigió su vista a la princesa quien al parecer tampoco había comido nada, seguramente tampoco le gustaba la idea de casarse.
— Querida deberías comer un poco. —Dijo una mujer de cabello castaño y ojos marrón era la reina Nohara.— Debes estar bien saludable, para tener a los hijos del príncipe Kakashi.
— Yo no quiero tener hijos... —Balbuceó la castaña, sin ser escuchada.
— Princesa Nohara. —Kakashi la volteó a ver y le sonrió.— Le gustaría ir a dar un paseo por el castillo. —Ella asintió, eso era mejor que quedarse a escuchar cómo sus padres planeaban su futuro.— Llevaré a la princesa a conocer el castillo.
— Por supuesto hijo. —Dijo el rey.
Kakashi se puso de pie luego se acercó a la princesa, quien se sujetó de su brazo, salieron del comedor y caminaron hacia el jardín, primero fue una caminata en silencio, el sol ya estaba por ocultarse, los sirvientes los veían pasar y murmuraban sobre la bonita pareja que hacían, luego Kakashi observó cómo los soldados regresaron, pero se veían cabizbajo seguramente no traían buenas noticias, caminó hacia ellos junto a Rin.
— Su majestad. —Los hombres hicieron una reverencia.
— ¿Alguna pista? —Preguntó Kakashi dirigiendo su mirada hacia el castaño.
— Ninguna su majestad. —Contestó Tenzou haciendo una reverencia.— Es como si al duque se lo hubiera tragado la tierra. —Kakashi solo suspiró resignado.
— Bueno pueden irse a descansar.
— ¿No quiere que lo acompañe? —Preguntó el castaño.— Soy su va...
— No te preocupes, solo le mostraré el castillo a mi prometida. —Interrumpió el peliplata.— Ve a comer algo y descansa, es una orden.
— A sus ordenes su majestad. —Dijo Tenzou haciendo una reverencia y luego se fue.
Kakashi siguió caminando junto a Rin, el sol ya se había ocultado, llegaron cerca de una fuente, había unos columpios, Rin se sentó en uno mientras el peliplata se colocó detrás de ella empujando con suavidad.
— ¿Cree que el duque Namikaze aún está con vida? —Preguntó la castaña.
— Sí, es más, creo que algo se lo llevó...
— ¿Algo? —Preguntó con curiosidad.— ¿Cómo qué?
— Aún no estoy seguro de que cosa es... —Contestó Kakashi, mientras siguió empujando suavemente meciendo a Rin.— ¿Puedo preguntarte algo?
— Claro que si.
— ¿De verdad te quieres casar conmigo? —Preguntó, Rin colocó sus pies en el suelo deteniendo el columpio.
— Es lo que nuestros padres quieren.
— No te pregunté lo que ellos quieren...
— No quiero casarme con usted. —Contestó Rin.— Pero no puedo desobecerlos...
— Entiendo... Yo tampoco me quiero casar contigo. —Dijo Kakashi.— Eres hermosa Rin pero yo jamás podría sentir algo romántico por ti...
— Yo tampoco. —Mencionó la castaña y volvió a levantar un poco sus pies, mientras el columpio empezó a moverse.
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