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Hay algunas cosas que se me olvidó aclarar y es que los vampiros no mueren al salir el sol, si pueden sufrir quemaduras si están muchas horas expuestos, si pueden morir por una arma de plata, pero no con agua bendita es un mito.

Comencemos...

El vampiro tiene una nueva obsesión...

En los pasillos de un tétrico castillo, caminaban dos hombres y una mujer, trataban de ser lo más sigilosos posibles, solo querían salir de ese lugar y escapar del infierno.

— Regresemos al calabozo... —Dijo la mujer.

— Tranquila Konan, lo lograremos... —Comentó el pelinaranja.

— Ya va a amanecer, para él le será más difícil seguirnos. —Dijo el pelirrojo.

Los tres siguieron avanzando hasta que vieron la puerta, corrieron y lograron salir pero su felicidad desapareció cuando frente a ellos se paró aquel hombre azabache, quién tenía unas cicatrices en el lado derecho de su rostro, usaba una capucha negra, se podían notar sus colmillos y sus ojos carmesí parecían brillar, en un parpadeo sujetaba del cuello a la mujer.

— ¡¿De quién fue la idea?! —Preguntó apretando más el cuello de Konan.

— ¡Fué mía! —Dijo el pelirrojo antes de que el otro se culpara.

— Así que tu idea... —Mencionó y soltó a la mujer para luego sujetar del cuello al pelirrojo.

— ¡Suéltalo! —El pelinaranja agarró un palo y se acercó al azabache golpeandolo pero el palo se partió en dos.

— Ensuciaste mi ropa.

El azabache soltó al pelirrojo y luego se acercó velozmente al pelinaranja, clavó sus colmillos en el cuello de este, empezando a absorber su sangre.

— ¡¡Yahiko!! —Gritaron los otros dos.

— Na-nagato... Ko...nan...huyan... —El pelinaranja cerró los ojos, dando su último respiro.

El azabache lanzó el cuerpo contra una pared, se relamió los labios y caminó hacia los otros dos, el sol empezó a salir pero el azabache solo sonrió.

— Unos leves rayos de sol no son nada para mí... —Caminó hacia los otros dos los sujetó del cuello.— Ahora por su culpa, tendré que buscar otra presa. —Los llevó de arrastras de regreso al calabozo.

Konan estaba en shock, Nagato sollozaba se sentía impotente no pudo hacer nada para salvar a Yahiko, perdió a su mejor amigo, llevaban tres años siendo prisioneros de ese monstruo, cada tres días bebía sangre de uno de ellos, siempre tenían sus tres tiempos de comida, agua, en estos tres años habían habido otros prisioneros pero no lograron sobrevivir, algunos se quitaron la vida.

El cielo estaba lleno de estrellas, el azabache decidió ir de cacería, prefería la oscuridad de la noche porque era más fácil escabullirse, bajó por la montaña hacia el cementerio, tenía años de no ir a ese reino, solo se acercaba a otros pueblos ...

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El cielo estaba lleno de estrellas, el azabache decidió ir de cacería, prefería la oscuridad de la noche porque era más fácil escabullirse, bajó por la montaña hacia el cementerio, tenía años de no ir a ese reino, solo se acercaba a otros pueblos al otro lado de la montaña, ya que la última vez que fue al reino Hatake conoció a un hermoso niño de ocho años quien resultó ser el principe.

Amor Inmortal (ObiKaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora