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Reki dio vuelta para quedar frente a las gradas, pero en lugar de subir para gozar de la vista de los diferentes campos de entrenamiento, se inclinó hasta dar con un hueco bien disimulado por el que logró colarse bajo las gradas. Era su pequeño escondite, su lugar seguro. Con delicadeza abrió su caja de almuerzo y se dispuso a comer en paz, lejos de todo y de todos, de las responsabilidades, de las expectativas, sin presiones...

Masticaba lentamente, sus ojos al frente como si estuviera contemplando una buena película, ahí sin prisas o miradas indiscretas Reki por fin podía olvidarse de todo. De las tontas gruyas de origami que tenía que hacer, del festival y el kimono que Kaouru-san había insistido en preparar para él apenas enterarse del proyecto de su grupo. El escándalo que Koyomi y su madre armaron cuando vieron la prenda. El rubor en el rostro de su padre y de Nanjo-san cuando se enteraron. Las burlas de Miya diciendo que sin falta asistiría al festival solo para comprar tiempo con la virginal...

Reki negó con la cabeza, esto estaba mal. En cuanto vio el kimono debió rehusarse en redondo a usarlo, porque él había dicho YUKATA, fue muy puntual cuando pidió y la prenda, sin embargo, lo que puso en sus manos fue un Kimono de lo más elegante, nunca, jamás debió ceder a la petición de Kaoru-san. A él no podía importarle menos que si no lo usaba, la tela jamás viera la luz del día de nuevo. Era un traje humillante y punto. Pero contrario a ello simplemente se vio cediendo al chantaje y termino prometiendo usarlo porque quería agradecerle a Kaoru-san todas sus atenciones, aun cuando en alguna parte de su cabeza no paraba de preguntarse si el antiguo Reki habría aceptado feliz, o al menos sin remilgos por la sola recompensa de hacer feliz a las personas que le importaban. Tenía curiosidad por saber si los festivales para su anterior yo eran todos tan ocupados, demandantes y cansados como este estaba resultando ser para él. Y luego estaban las propuestas de los diferentes clubs. ¿Si estaba a nada de graduarse que sentido tenía unirse? O ¿Por qué si al parecer siempre fue bueno en carpintería, pintura, dibujo y otras actividades, hasta ahora le ofrecían un puesto?

Su memoria musculas hizo la mayor parte del trabajo desde que se decidió a probar todo aquello en lo que su madre aseguraba era bueno, con el pasar de los días solo fue cuestión de valor y un poco de practica para ir recobrando sus habilidades casi por arte de magia. Él mismo estaba maravillado de lo que podía hacer, lograr. 

Pero dejando eso de lado con un suspiro, lo último que alcanzo su cabeza fue.

—Espero que al menos se me vea bien —murmuró Reki con un gesto desagradable pues de estar pensando ya había terminado de comer y ni cuenta se dio, la comida había pasado por su boca sin dejar ningún tipo de regusto.

Con parsimonia se levantó para deshacer el trayecto de nuevo al salón de clases, aún faltaba la mitad del día y las horas extras para la preparación del festival.

Una vez de regreso se preparó para poner atención porque no podía depender de Kaoru-san y sus amigos para siempre. Cuando tenía un examen delante deseaba recordar y comprobar que era tan inteligente como sus amigos y familia decían que era. Por ahora lo único que podía hacer era intentar calzar las clases de Kaoru-san y los apuntes de Makio y Kotaro con las lecciones actuales. 

Sus padres se la pasaban repitiendo una y otra vez que no había ningún problema con que repitiera el año, que incluso tomarse un sabático era aceptable debido a las circunstancias. Pero simplemente Reki no se sentía bien dejándose vencer. Debía al menos intentarlo, porque el costo monetario de recursar un periodo sería monumental. Solo la matricula era un gasto a tener en cuenta.

—¿Puedo saber en dónde te metiste Kyan-kun? Te estuve buscando durante todo el almuerzo —reclamó Sayaka con los brazos cruzados frente al pecho.

OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora