19.Nadie está a salvo solo.

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19.Nadie está a salvo solo.

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Entendía que era un corazón roto. Y si no lo era realmente, estaba muy cerca de serlo. Su pecho se hundía, como si un agujero negro estuviera absorbiendo todo en su interior. Éste dejaba un vacío inmenso donde solo el dolor podía reposar. Pero no se debía tanto a la terrible elección de Meira Agbaria. Sino que Zivah entendía que su batalla era en vano, mientras quienes lideraban los frentes arriesgaran vidas inocentes.

La sangre derramada no regresaba. La muerte era tan certera como irreversible. Y Zivah lo sabía bastante bien. Aquella guerra le había arrebatado todo, y seguía haciéndolo. 

Uno de sus recuerdos de la infancia se repetía en su cabeza: Yedid le enseñaba a escribir. Su letras hebreas eran perfectas bajo los ojos de la niña. Pero Zivah jamás había tenido la paciencia, y carecía de la más mínima destreza para hacer un trazo como el suyo. Era desprolija y descuidada; violenta. Sabía que eso molestaba a Yedid; era evidente que le daba a alguna fibra sensible que enrojecía las mejillas del mayor. Sin embargo, Yedid jamás había desistido en su enseñanza. 

Él poseía la destreza y la paciencia de la que Zivah carecía. Y era por ello que siempre lo había admirado.

Entendía que jamás sería como Yedid. Aunque podía medir las posibilidades de la batalla con frialdad, muchas veces la ira podía ser más fuerte. Algunas veces, eso era lo que la había salvado de perecer frente a sus enemigos. Pero otras, podía ser bastante peligroso. Zivah no huía de la batalla; pero sí decidía mantener su distancia de sus enemigos. 

—¡Zivah! —Barnes se precipitó hacia ella cuando la castaña intentó levantarse con un fuerte impulso.

A pesar de que cada músculo en ella ardía y temblaba, la castaña sentía que no podía detenerse. Con ayuda del soldado, logró mantenerse en pie. Ya se encontraban en la habitación que le habían brindado para su recuperación. Su figura se revolvió incómoda en los brazos de Bucky, como si su contacto estuviera dañándola, y el soldado tuvo que alejarse lo suficiente para no recibir un golpe.

Bark Loud | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora