La triste, agria y dolorosa realidad.

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Ethan después de un tiempo comenzó a sentirse exhausto, pero se negó fervientemente a cerrar los ojos.

Kyle lo embestía y ponía en las posiciones que quiso, pero no se detuvo.

Ni siquiera se dio cuenta de en qué momento, había comenzado a besar su cuello y morder su blanca piel. Mientras lo embestía Ethan gritó al sentir sus dientes en su cuello, su trasero se levantó aún más y esa estocada lo hizo llegar al orgasmo mientras se seguía apoyando y aferrando a la mesa.

—¡Kyle! ¡Ah! Mmmmngh

Su trasero se tensó y Kyle también llegó mientras jadeaba en su oído y se recargaba en su hombro. Sus cuerpos sudorosos seguían unidos, junto a sus latidos acelerados, era como si se encontraran en completa sincronía. Más, sin embargo, una voces afuera los arrastraron de golpe a la realidad.

—¡No puede ser! Está cerrado.

—Jajajajaja Hoy no podrás ver a tu camarero favorito ¿Cierto?

Instantáneamente esas palabras hicieron que Kyle se sintiera disgustado. Inmediatamente se separó de él y comenzó a vestirse.

Ethan nervioso trató de arreglarse también, pese a que su cuerpo casi parecía hecho de plomo.

—No quiero volver a verte aquí. 

Por un segundo Ethan no pudo reaccionar, pero al procesar lo miró sorprendido.

—¿Qué? ¿Por qué?

Kyle entrecerró los ojos y lo acorraló de nuevo contra la mesa.

—¿Acaso te gusta que todos hablen así de ti? ¿Te joden ellos también? ¡Dime!

Atónito, Ethan casi sintió como si quijada cayó al suelo.

—¿Cómo puedes…?

Kyle no escuchó sus débiles palabras y con una sonrisita lo sujetó de los hombros con ambas manos.

—Escúchame,  ya no quiero que te acuestes con nadie más. ¿Entendiste?

Casi como si fuera procesamiento selectivo, Ethan ignoró la parte de “con nadie más” y su rostro se iluminó.

Con una sonrisa y, sin poder creerlo, Ethan lo abrazo.

«¿No estoy soñando?»

Sus brazos temblorosos se podían sentir fácilmente, Kyle de alguna manera se abstuvo de alejarlo y, aunque no correspondió, tampoco se negó.

Ethan incrédulo y nervioso se alejó rápidamente debido a que no quería incomodarlo.

—Nunca he estado con nadie más, pero prometo que no lo haré más… que… contigo.

Kyle estuvo a nada de fruncir el ceño debido a la desconfianza, pero no lo externó y terminó de arreglar su ropa. Abrió las puertas y dejó todo como estaba antes de sentarse en la mesa de siempre.

Ethan al ver el desastre de hacía un momento se sonrojo, pero limpio todo diligentemente y llevó nuevamente el pedido de Kyle a su mesa.

Por lo menos treinta minutos después, se escucharon las mismas voces que antes y Kyle dirigió su mirada a la puerta.

Conocía al chico, era un debilucho del equipo de baloncesto, que, aunque no era interesante, al entrar en el equipo, por sí solo, ya era bastante destacable. Su mirada inmediatamente se dirigió hacia Ethan, que con una cálida sonrisa les dio la bienvenida.

—Bienvenidos, ¿Qué desean ordenar?

Sin darse cuenta su expresión parecía brillar, estaba tan feliz por la “confesión” de Kyle que puso todo su esmero y dedicación al trabajo al mil.

Tu propuesta, la aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora