¿Quién daña a quién?

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Después de ese día, Ethan no volvió a la universidad...

Kyle pensó por un momento que se trataba de un capricho pasajero, no creyó que su tierno y complaciente Ethan se alejaría al saber que estaba dispuesto a estar con él, pese a ser hombre. Estaba fielmente seguro de ello.

No obstante...

**********

—¿Qué es esto?

Pregunto con una expresión confundida al notar la actitud de Iris, desde ese día, ella también se ausentó de la vida social en el campus, sin embargo, regreso a sus clases con normalidad.

Ella seguía sonriente y amable con todo el mundo, menos con él.

Sus miradas fueron frías y llenas de desagrado, que estaba comenzando a sentirse incomodo en su presencia. ¿Alguna vez la Iris de sus más anhelados sueños lo miraría de esa manera?

¡Por supuesto que no! Seguramente era algo de Ethan y eso, se debía arreglar. Después de tres semanas más, se sentía al borde de su ingenio. Ethan no aparecía y el ambiente con Iris era cada vez peor.

Definitivamente debía apartarse en cuanto la veía acercarse. Ella siempre fue fuerte, aguerrida y sin filtro. Eso era lo que más le habia gustado y por lo que hacia la diferencia.

Además de ser hermosa, también mostraba su amabilidad y cariño de maneras muy características de ella. Brillaba con solo llegar a algún lugar, llamaba la atención de quienes pasaran a su lado.

Siempre que él hubiera querido podía acercarse y ser en centro de atención con ella. Sin embargo...

Una figura, delicada, más alta que ella, con una sonrisa cariñosa y hasta cargada de adoración se interpuso. Los hermosos ojos llorosos, capaces de soportar cualquier cosa.

Ese divino cuerpo blanco y suave, que al tocarlo se estremecía aun si fuera un toque frio e indiferente. Ese, era Ethan, incapaz de destacar, responder o defenderse.

Alguien que necesitaba ser presionado para sobresalir, y aun así necesitaba apoyo para avanzar. Lo suficientemente tonto como para creer que todas las desgracias del mundo eran su culpa si alguien se lo dijera.

El mismo chico que lo hacía endurecerse apenas pensar en sus caderas y su piel.

Ya había pasado el tiempo suficiente como para olvidar el olor de su perfume y extrañar a muerte la sensación suave y el calor de su piel.

Se mordió le labio con incomodidad y miro a sus alrededores.

«¿En dónde estás?»

Faltaban alrededor de cuatro meses para la graduación, por lo que esperaba que solo estuviera resfriado o algo. Los días volvieron a pasar y las cosas se pusieron aún más tensas.

—¿Qué le hiciste?

Preguntó Iris después de prácticamente arrastrarlo detrás de una jardinera. Kyle por un momento no entendió, pero vagamente supo por instinto que se trataba de Ethan. Cosa que lo irrito por alguna razón.

—No sé de qué estás hablando.

La voz que jamás pensó en la vida dirigirle a ella, salió sin darse cuenta. Por un segundo se asustó el mismo de que pudiera herirla, pero para su agria sorpresa, ella solo sonrió con desdén.

—Mírate, ya no actúas hipócritamente. Siendo honestos, habrías llamado más mi atención si hubieras sido tu desde el inicio.

Kyle sintió una agria sensación en el estómago debido a sus palabras.

Desde pequeño había sido criado para dirigir, se le enseño lo que era la humildad obligada y la falsa modestia. Las sonrisas cariñosas, pero que, en el mismo lugar con los dientes apretados, se desdeñaba y humillaba a quiénes le seguían.

¿Era algo normal...? ¿No?

Ser arrogante estaba fuera de cualquier discusión. Esa faceta solo era para quienes estaban contigo incondicionalmente y no discutirían. Eran capaces de tolerar y reconocían la superioridad.

Como... Él...

Al reaccionar, con una misteriosa sonrisa miro a Iris como si hubiera tenido un nuevo despertar. Las noches de drogas y alcohol seguramente para ella estaban fuera de discusión, las faenas llenas de deseo irrefrenable serian demasiado.

Su diminuto cuerpo no podría resistirlo y, su personalidad, en cualquier momento sería un problema para ambos. 

Iris al ver los cambios de su expresión, por un momento se inquietó, ella por alguna razón desde el inicio de manera instintiva trataba de mantenerlo lo más lejos posible.

Hasta ese momento recordaba cual era la otra razón además de Ethan. El chico parecía un psicópata cuando se quedaba mirando a la nada y permanecía inmerso en su mundo.

Apretó los dientes y, suspiro internamente antes de decirle lo que necesitaba.

—No quiero que te vuelvas a acercar a él. Lo estás arruinando.

Inmediatamente se dio la media vuelta, y se alejó. Las pupilas de Kyle se encogieron en un instante y sin darse cuenta rechino los dientes tan fuerte que, cualquiera que estuviera cerca sentiría ansiedad por el sonido.

—Arruinarlo... ¿... Yo? Jajajajaja Espera y verás Ethan.

Furioso impotente y frustrado, regreso a casa con una nueva sensación de agravio. ¿Quién había alterado la vida de quién? ¿Quién se atrevió a meterse con quien aun sabiendo que eso sería detestable ya asqueroso? ¡¿QUIEN?!

¿Quién era irresponsable al dejar en total inquietud y confusión a quién? ¿Era justo?

¡Por supuesto que no!

***********

En la habitación oscura y que raramente tenía desorden, se encontraba Ethan. Sabía que era una manera muy caprichosa y exagerada de actuar, sin embargo, las palabras de Kyle, fueron como un zumbido terrible en sus oídos.

«—Es molesto cuando no entienden su lugar. Es repugnante...»

—Repugnante...

Nuevamente se cubrió la boca tratando de llorar en silencio y se abrazó a sí mismo. El hueco en su pecho se había vuelto tan grande, que estaba comenzando a sentirse indolente por esa palabra.

Sin embargo, lo único que le hacía desesperar era que, sin quererlo, tratando de hacer que se escuchara con otra voz, tratando de lavarse a sí mismo el cerebro y atribuirlo a alguien más, la voz seguía siendo la misma.

«Mientras me embestías de esa manera nunca presté atención tu rostro. No presté atención a nada más que a mi propio placer... Entonces tú...»

Con una gran vergüenza y humillación, continúo llorando durante todo el día como ya era costumbre. Hasta que la hora de la llagada de Iris se acercaba, preparaba su cena y regresaba a la cama.  

Tu propuesta, la aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora