El es para mí...

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Toda esa semana, la tensión que ya era la "normal" se volvió aún más insoportable, y, mientras Kyle se mantuvo despierto día y noche sin dormir, comer correctamente ni permitir que nadie se acercara a Ethan sin su permiso.

Este último, no despertaba…

—S…señor…

—¡Habla!

Gritó con los dientes apretados mientras fulminaba al médico con la mirada.

Este mientras apretaba los puños llenos de sudor frío, suspiró tratando de darse valor y respondió.

—La hipoxia pese a no ser "tan" grave o duradera, afectó severamente al cerebro. El señor perdió el conocimiento poco después, por lo que no tengo la menor idea de su reacción. En estos casos únicamente queda esperar…

¡Crash!

De nueva cuenta, todas las cosas y algunos muebles de la habitación terminaron destrozados y/o en el suelo.

Desde hacia dias, la mismísima Barbara le había escrito solicitando alguno que otro “favor”, más no obstante, quien se encargaba de hacer las cosas importantes, debido a la “ocupada” agenda de Kyle, era Dante.

Barbara por un momento dudo de su lealtad, más no obstante, al recibir el informe de su informante, solo suspiró mientras ponía los ojos en blanco con cierto fastidio.

—¿Cómo pueden dejarse llevar por esas estupideces...?

Y, para desgracia de ambos, poco después la señora recibió una molesta noticia de ciertos negocios.

—Llama a… Rajash.

Dijo mientras miraba con cierta renuencia hacia la ventana.

«Espero no arrojar una piedra sobre mis propios pies…»

Dandelion asintió y salió de su oficina.

*******

—Señor, la señora Barner llamó a su reemplazo.

Dijo Dante con cierto atisbo de reproche. Kyle frunció levemente la ceja y lo miro de una manera amenazante.

Dirigió la vista hacia la cama de nueva cuenta y sintió como si su garganta se hubiera cerrado de golpe. Desde hacía días había algo que lo atraía tétricamente de Ethan, un olor dulce y confortable que le daba cierta paz.

Y lo peor era que en algún momento y sin darse cuenta, los celos que sentía por él y el cómo reaccionaba al ver cómo lo tocaban los médicos. Estaba por volverlo loco y no entendía el porqué.

Su rostro estaba cada vez más delgado y pálido. No podía evitar la desesperación insoportable de querer sacudirlo o golpearlo para hacerlo despertar. Más no obstante, al mismo tiempo se veía tan frágil que parecía que se rompería por un mal toque.

Había algo que le impedía dejarlo, pero él mismo era reacio a seguir viéndolo de esa manera.

Y Dante, que estaba comenzando a sentir cierta repulsión por su estado, continuó.

—Señor, sus hermanos no están perdiendo el tiempo. Es cuestión de tiempo para que encuentren este lugar y si usted permanece mucho tiempo aquí…

«El también estará en peligro»

Continuó la línea de pensamiento de Dante. Cerró los ojos por última vez mientras golpeaba su frente en repetidas ocasiones tratando de pensar en algo, sin embargo, poco tiempo después, su mirada  decidida y como si se hubiera enfocado en una presa, apareció de la nada.

Tu propuesta, la aceptaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora