En cielo de Lanling Jin parece que siempre brilla el sol, como si después de la caída de Qishan Wen nada quisiese más que favorecer estas tierras de oro y lujo. Es una de esas cosas de las que el Jiang WanYin adulto se ha quejado largo y tendido —otra de tantas— cada vez que va a la Torre Koi a recoger a Jin Ling. Pero hoy ese líder de secta siempre enfadado tiene cinco años, se ha reconciliado con su amigo después de la pelea que tuvieron en el desayuno de hace dos días —y ayer por la noche, y hoy hace dos horas, y...— y los cálidos rayos sobre ellos no son más que otra señal de que tienen vía libre para jugar, así que le encantan.
A Jin Ling, ya no tanto. El joven Jin RuLan, que después de que se le escapasen y acabasen colgados de un árbol ya siente pánico cada vez que bajan a jugar a los jardines de la Torre Koi, desea con todas sus fuerzas que llueva. Solo una tormenta pequeñita, ¿por favor?
O no, mejor no. No vaya a ser que ahora a su jiujiu le den miedo las tormentas y se ponga a llorar... otra vez.
Mientras los niños juegan contentos y, como siempre, de lo más gritones, acompañados por Hada, dos adultos y un adolescente no les quitan ojo de encima. Jin Ling no quiere sufrir otra de las temibles broncas de Nie HuaiSang, que a día de hoy le da más miedo que el legendario ChiFeng-Zun. Y el matrimonio Lan-Nie...tampoco. Además desde hace un par de días Nie HuaiSang les ha vetado la entrada en la biblioteca. Lleva encerrado allí desde ese día en el que Nie MingJue se desmayó porque su querido esposo de pronto quiere hijos. Aunque todavía se le revuelva el estómago de puro terror al pensarlo, su hermanito le tiene tan o más preocupado que los nuevos instintos de Lan XiChen. Al fin y al cabo, no ha visto a su hermano ser así de aplicado... nunca. Jamás de los jamases. Esto tiene que significar que ha encontrado algo importante, pero que no lo comparta con ellos es preocupante. Hasta Lan XiChen, en su afable impasibilidad entrenada gracias a los insufribles e inacabables Consejos de Ancianos de Gusu Lan, parece inquieto al respecto. Los únicos que actúan con normalidad aquí son los niños, que o no se han enterado de nada o prefieren jugar a preocuparse por lo que sea que molesta a los tontos adultos. Y Hada. Hada también lo lleva bien.
Hada lo lleva mejor que nadie.
Los alegres grititos de los niños resuenan por todo el inmenso jardín de la Torre Koi. Ahora están jugando a pillar con Hada, aunque siempre dentro de unos límites bien establecidos que los dos venerables han cercado con talismanes. Nadie necesita repetir el episodio del casi-secuestro. Es gracioso cuando a los niños se les olvida que no pueden alejarse demasiado (no pueden salir de su campo de visión) y se chocan contra una especie de muro invisible. Al pequeño Jiang Cheng le acaba de ocurrir. Ha caído de culo al suelo por chocarse, Jin GuangYao le ha pillado y ahora la lleva él, y tiene que perseguir a Hada y a su amigo. Cómodamente sentados en un bonito cenador, mientras toman un té —Lan XiChen toma un té, Nie MingJue tiene el estómago cerrado... y su taza de té en realidad contiene vino— los dos líderes de secta contemplan a los niños. Y Jin Ling intenta poner algo de orden de vez en cuando... con nulo éxito. Por encima del borde de su taza, Lan XiChen sonríe.
-¿No crees que son adorables, A-Jue?
-Creo que me gustaban más antes -bufa el primer venerable, algo resentido-. Incluso GuangYao. Sobre todo GuangYao.
-¿Todavía le guardas rencor por el mordisco del otro día?
-Sí. Y a ti más.
-A-Jue, me entristeces -suspira Lan XiChen. Su esposo pone los ojos en blanco, porque sabe que miente-. Solo por no haber sido del todo oportuno...
-Oportuno mis cojones.
El primer jade ríe, una elegante mano tapando su boca, y su esposo no puede evitar tragar saliva, porque tiene una risa preciosa y nunca dejará de pensarlo. Una pena que se detenga —y su expresión se torne seria— cuando vuelve a mirarlo.
ESTÁS LEYENDO
Childish [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
FanficSi hay algo que Jiang Cheng admira de Jin GuangYao, es su capacidad como gestor y organizador de eventos. Durante la Conferencia de Discusión en la Torre Koi, nada debería salir mal. En esa cacería nocturna planeada para que los jóvenes maestros de...