Cuando Jiang WanYin comienza a tomar de nuevo contacto con la realidad en una de las camas de sedosas sábanas de Lanling Jin, siente que aquel no es más que un despertar normal. Cuarto día de la Conferencia de Discusión; ha dormido de maravilla, cosa llamativa que le adjudicará al buen vino que corre por la Torre Koi y el sol de la mañana le despierta. Le duele todo el cuerpo, como si tuviera los músculos agarrotados, pero el pulsar de las agujetas que seguramente se deba a la actividad física no es más que una molestia soportable que puede aguantar. La cama es cálida y confortable, como siempre en una secta tan rica que se permite engarzar joyas en sus copas, y hay un cuerpo menudo de piel suave pegado al suyo, que le abraza por la espalda. Todo es nor...
Espera. Eso último no es normal.
Nada más darse cuenta —todavía en parte en el mundo de los sueños, pero cada vez más y más cerca de la vida real— de que él, Sandu ShengShou, odiado por todas las casamenteras de China, no suele despertarse con un o una amante calentando su lecho, Jiang WanYin abre los ojos de golpe. Vuelve a cerrarlos casi al instante, cuando un pinchazo amenaza con partirle la cabeza en dos, y de sus labios escapa un quejido. El brazo que rodea su cintura se aprieta, y unos labios suaves se posan en su columna vertebral con un murmullo tranquilizador. El dolor remite, y con el alivio vienen los recuerdos.
Un niño de ocho años de túnicas doradas que le sonríe y juega con él. Cuando llora, le consuela, y cuando ese niño se siente triste él intenta hacerle sonreír con las bromas de sus shixiong del Muelle del Loto. Hada, pero muchísimo más grande de lo que es en realidad, y él mismo montado en la grupa del perro espiritual. Juegos, risas y gritos, y Jin Ling también muchísimo más alto. ZeWu-Jun y ChiFeng-Zun son enormes. Todo el mundo es tan gigantesco que alcanzarlos se vuelve impensable. Manos agresivas, hombres malos y peligrosos y el frío de la noche, una caída libre y de pronto estar a salvo entre los brazos de A-Jie... no, de Jin Ling. Matrices en el suelo y música de guqin y xiao combinadas.
Lo recuerda todo. Todo, del primer momento hasta el último, detalles incluidos. Un gemido mortificado escapa de los labios de Jiang WanYin cuando se da la vuelta en la cama para comprobar que el cuerpo a su lado no es, en efecto, ningún desconocido.
Es Jin GuangYao, que le contempla con una sonrisa juguetona en los labios y que nada tiene que ver con su habitual docilidad. Es Jin GuangYao, que parece increíblemente satisfecho de tenerlo en su lecho y para nada avergonzado, no como el propio Jiang WanYin, que siente que podría empezar a arder en cualquier momento, como esos talismanes que conjuran lenguas de fuego. Y no sabe qué es peor, si despertarse desnudo al lado de LianFang-Zun —que, por cierto, ¿siempre ha sido tan atractivo?— o toda esa avalancha de recuerdos, donde su propia voz chillona y estruendosa de niño no deja de gritar "Yao-gege esto" o "Yao-gege lo otro".
Se quiere morir. Jiang Cheng se quiere morir.
-Eh...
-Nunca pensé que te vería sin palabras, líder de secta Jiang -comenta Jin GuangYao, despreocupado y contento, y poco parece importarle que su brazo siga rodeando la estrecha cintura de su colega o que sus piernas estén rozándose por mil puntos distintos-. Ni que tendría la dicha de despertarme a tu lado, si te soy sincero. Eres... -los inteligentes ojos del tercer venerable le recorren por completo, desde el nacimiento de los cabellos hasta la punta de los pies, todo el cuerpo oculto bajo las sábanas. Aun así, Jiang WanYin necesita apretar los dientes para contener un escalofrío- toda una visión.
-GuangYao, no tientes a tu suerte.
-¿Por? Entiendo que después de todas las aventuras que hemos vivido ya podemos ser más familiares el uno con el otro... A-Cheng -se burla el líder de la Peonía, y Jiang Cheng se siente a punto de explotar-. ¿O ahora vas a volverte frío con tu querido Yao-gege?
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Childish [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
Fiksi PenggemarSi hay algo que Jiang Cheng admira de Jin GuangYao, es su capacidad como gestor y organizador de eventos. Durante la Conferencia de Discusión en la Torre Koi, nada debería salir mal. En esa cacería nocturna planeada para que los jóvenes maestros de...