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Me desperté con un ruido insoportable, el despertador hacía que mis tímpanos agonicen, así que de un buen golpe lo apague

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Me desperté con un ruido insoportable, el despertador hacía que mis tímpanos agonicen, así que de un buen golpe lo apague. No había podido conciliar el sueño en toda la noche.

La prueba de aptitud me estresa. Hace semanas que no duermo cuestionándome todos los días cuáles van a ser mis resultados.

Me levante de la cama llevándome las manos a la cabeza y me cambie con los mismos dos colores aburridos que llevaba puestos todos los días de mi vida y baje a desayunar.

Al entrar a la cocina salude a mis padres que estaban sentados en la mesa desayunando y me senté junto a ellos con una manzana en la mano.

— Solo eso vas a comer? -me miró mi madre con preocupación-

— Tranquila mamá, cuando vuelva de la prueba me preparo algo mejor. Es que escuché por ahí que muchos salen vomitando de la prueba -hice una mueca de asco y mis padres rieron-

 Es que escuché por ahí que muchos salen vomitando de la prueba -hice una mueca de asco y mis padres rieron-

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Llegue a la escuela ansiosa y al entrar me dieron un formulario para que llene con mis datos. La complete y la entregue de nuevo. Pase al comedor y vi muchas mesas con gente de cada facción por separado. Nunca me lleve bien con las personas de erudición así que me fui a sentar a una mesa casi vacía, de no sé por el chico que no paraba de llorar en la punta de esta.

Observaba como las personas se levantaban de sus asientos temblorosas y ponían un semblante más serio. Escuchaba cada nombre de cada persona que era llamada para la prueba, tratando de memorizarlos por si llegó a compartir facción con alguno de ellos.

Ya me estaba incomodando la dura y fría silla en la que estaba sentada. El tiempo parecía ir más lento, más que en clase. Estaba tan metida en mis pensamientos que mi nombre saliendo de la boca de una mujer me dio un susto fácil.

Me habían llamado, me levante y me dirigí a la puerta. Mire para los costados y vi a gente que iba a entrar a su respectiva prueba, estaban aterrados pero curiosamente a mí esto no me daba miedo, al contrario, sentía curiosidad. Mire al frente de nuevo, picaporte se movió y la puerta se abrió mostrándome a una chica con vestimenta negra, parecía "rebelde", seguro era osada.

Valentía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora