La tranquilidad volvió al palacio rojo luego de que Izuku y el pequeño Shoto volvieran a la seguridad de las murallas de palacio, el gobernante incremento la seguridad en las guardias temiendo que aquello hubiera terminado en una tragedia por lo que ahora siempre había un guardia cuidando a Izuku y a su hijo a cada momento. El pequeño Shoto lloro y se disculpo con su madre esperando que estuviera enojado con él por escapas de palacio, pero el doncel solo le tomo en brazos mientras sollozaban agradeciendo a todas las deidades por regresarle a su hijo “- gracias a los dioses que no te ha pasado nada, mi pequeño niño, mamá estaba preocupado, mi dulce hijo-”, fue entonces cuando el pequeño entendió que Izuku nunca lo dejaría solo, que su madre no le dejaría, y entonces se permitió llorar en sus brazos mientras era mimado y sintiéndose seguro en su hogar.
La primavera llego a las tierras de la provincia roja y nuevamente los campos se tiñeron de los colores de las camelias que siempre se vislumbraban en el palacio y las tardes de té en el jardín volvieron a ser parte de la rutina para los gobernantes. Con la mejoría del pequeño Shoto sus lecciones aumentaron para pronto volverse parte de su nueva rutina, en la que Izuku siempre cuidaba de él. Pronto la tranquilidad de la primavera lleno a toda la provincia quien se regocijo en las festividades y en sus peticiones en los templos para que las cosechas de este año fueran buenas, incluso en el palacio rojo los preparativos para las celebraciones no se detuvieron aun cuando el festival de la cosecha se realizaba pues al alba siguiente se llevaría a cabo una celebración más. Las campanas de todos los templos fueron sonadas al alba mientras las murallas del palacio eran vestidas de estandartes blancos con el emblema del loto rojo, las puertas permanecieron abiertas y en los jardines amurallados se sirvieron banquetes para toda la gente.
Un año, había pasado un año desde que Izuku había llegado al palacio rojo como un prisionero a punto de morir como venganza por la guerra iniciada por su padre, un año de haberse convertido en el consorte del gobernante rojo y de ser la madre de su pequeño Shoto. Las felicitaciones y bendiciones llegaron de todos los invitados, incluso la gente de la región envió presenten para sus gobernantes, las cocinas de palacio mantuvieron sus hogueras encendidas día y noche debido a los festejos que no cesaron, solo hubo un silencio solemne al medio día cuando el sacerdote del templo principal de la región realizo la ceremonia para los gobernantes.
El gobernante rojo había pedido que se le confeccionara a Izuku tres kimonos para ese día: el primero tan blanco como las camelias de invierno, el segundo del color de las violetas, y el tercero adornado de camelias rojas. Las hilanderas de la región cumplieron los deseos de su señor al presentar las sedas más finas, hermosas, blancas y de vibrantes tonos para la confección de los kimonos más hermoso que se hubieran visto en toda la provincia. Izuku no pudo contener el asombro cuando esa mañana las criadas llevaron los kimonos a sus aposentos, la sonrisa en su rostro le hacia resplandecer mas y no pudo contener las lágrimas cuando miro su reflejo una vez estuvo arreglado, hace un año sus lagrimas estaban llenas de tristeza y ahora no podía contener la felicidad de ser el consorte del gobernante rojo.
La dulce espera de Izuku se llevo los días de primavera y verano, los tonos naranjas y rojos del otoño recibirían al nuevo miembro de la familia de los gobernantes mientras que el pequeño Shoto repetía a cada oportunidad que ahora sería el hermano mayor. Fue una noche de luna llena cuando todo el palacio permaneció despierto y atento a la llegada del nuevo descendiente, el gobernante rojo dio vueltas por las salas mientras en los aposentos principales Izuku paria a su hijo. Fue una larga noche de luna llena, tan clara y brillante, tan silenciosa hasta el alba cuando el llanto del bebé se escuchó por toda la casa principal. Enji pudo ver a Izuku y a su hijo una vez que la partera termino de prepararlos, su mirada azul se poso primero en el rostro cansado de su consorte quien aun luego de haber pasado la noche trayendo al mundo a su hijo sonreía tan cálido y lleno de amor mirando al pequeño envuelto entre sus brazos.
Los finos cabellos rojos y las mejillas regordetas salpicadas de pecas eran los rasgos mas visibles del pequeño niño que había nacido esa mañana, el júbilo se escuchaba en cada rincón del palacio y para el medio día el pueblo entero se había sumido en celebración por el nacimiento del pequeño niño que descansaba en la habitación preparada para él y su madre. Cuando por fin el pequeño Shoto pudo ver al recién nacido en los brazos de su madre no pudo ocultar en su inocencia lo lindo que se veía con las majillas llenas de pecas.
-parecen estrellas muy chiquitas – las palabras del pequeño Shoto hicieron sonreír a Izuku.
- entonces su nombre será Hoshiki – las miradas de todos en la habitación se posaron sobre el gobernante rojo quien había dado por fin el nombre para su hijo, una de las criadas salió de la habitación llevando ahora la noticia del nombre del nuevo heredero de la dinastía Todoroki, Todoroki Hoshiki el segundo hijo del gobernante rojo, la provincia roja celebro tres días y tres noches la llegada del vástago de su gobernante.
Izuku no podía ser más feliz, tenía a su lado un hombre que le amaba y protegía, un hijo que, aunque no llevara su sangre amaba con cada fibra de su ser, y ahora a su pequeña estrella, no podía ser más feliz, había pasado por tanto y ahora estaba seguro que no había otro lugar donde deseara estar que no fuera el palacio rojo, junto al hombre que ama y junto a sus hijos, en la provincia roja.

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La provincia roja
Fiksi PenggemarUn gobernante en busca de venganza y un doncel que debe pagar el precio para lograrla, tal vez este sea el camino correcto.